Ruta por pueblos con encanto en el interior de Alicante

Si buscas una escapada diferente, lejos de las playas abarrotadas y el bullicio turístico, te recomiendo una ruta por los pueblos con encanto del interior de Alicante. Aquí hay historia, naturaleza, buena comida y rincones que aún conservan ese aire auténtico que tanto se echa de menos. Olvídate del coche atascado en Benidorm y prepárate para descubrir la otra cara de Alicante: la de los pueblos de montaña, las calles empedradas y los paisajes que te dejan con la boca abierta.

Los imprescindibles: pueblos que no pueden faltar en tu ruta

En el interior de Alicante hay joyas que sorprenden incluso a los que vivimos cerca. Si quieres aprovechar bien el viaje, apunta estos pueblos que, para mí, son visita obligada:

  • Guadalest: Uno de los pueblos más bonitos de España, encaramado en la roca y con vistas espectaculares al embalse. Pasear por sus calles es como viajar en el tiempo. No te pierdas el Castillo de San José y los museos curiosos que salpican el casco antiguo.
  • Bocairent: Aunque técnicamente está en Valencia, te queda a tiro de piedra. El barrio medieval, las Covetes dels Moros y la plaza de toros excavada en la roca son de otro mundo.
  • Alcoy: Más grande pero con mucho encanto. Su modernismo, los puentes y el ambiente cultural merecen una parada. Si te coincide con la fiesta de Moros y Cristianos, ni te lo pienses.
  • Biar: Perfecto para perderse por sus calles empedradas y subir al castillo. El ambiente es tranquilo y la gastronomía, de las que te hacen repetir.
  • Castell de Castells: Pequeño y rodeado de montañas. Ideal para rutas de senderismo, como la subida al Pla de Petracos y sus pinturas rupestres.
  • Agres: En la Sierra de Mariola, con un monasterio en la cima y rutas naturales que huelen a romero y tomillo.

¿Cuál es la mejor época para hacer una ruta por el interior de Alicante?

El interior de Alicante no tiene nada que ver con la costa en cuanto a clima. Aquí los veranos son calurosos pero soportables en la montaña, y los inviernos pueden sorprenderte con heladas y hasta alguna nevada. Lo mejor es ir en primavera u otoño: temperaturas suaves, paisajes verdes y menos gente. Si puedes elegir, la floración de los almendros en febrero o marzo es un espectáculo. Y en otoño, los bosques de la Sierra de Mariola y la Font Roja se tiñen de colores brutales.

Rutas recomendadas para hacer en coche (y alguna a pie)

Para exprimir bien el tiempo, lo ideal es moverse en coche. Las distancias no son largas, pero las carreteras son de curvas y el paisaje invita a parar cada dos por tres. Aquí tienes una ruta circular que no falla:

  1. Empieza en Alcoy y tómate un café en la plaza de España.
  2. Sube a Bocairent y date un paseo por el barrio medieval.
  3. Continúa hacia Biar para ver el castillo y probar sus dulces típicos.
  4. De ahí, pon rumbo a Castalla y su castillo, que tiene unas vistas tremendas.
  5. Dirígete a Guadalest y quédate hasta el atardecer.
  6. Termina en Agres para una ruta de senderismo corta hasta el santuario.

Si te mola andar, la Ruta de los 8 Pueblos de la Vall de Gallinera es un clásico: un sendero que une Benirrama, Benialí, Benissivà, Benitaia, La Carroja, Alpatró, Llombai y Benissili. Son unos 15 km en total, pero puedes hacer solo un tramo y parar a comer en cualquier bar de pueblo. Recomendación: prueba la olleta o la borreta.

Consejos prácticos para organizar tu escapada

  • Reserva alojamiento con antelación: Muchos pueblos son pequeños y los alojamientos rurales vuelan, sobre todo en puentes y festivos.
  • Lleva efectivo: No todos los bares y tiendas aceptan tarjeta. Y créeme, no querrás quedarte sin probar las pastas de la abuela por no tener suelto.
  • Ropa cómoda y de abrigo: Incluso en verano refresca por la noche. Zapatillas para caminar, sí o sí.
  • Consulta el estado de las carreteras: Algunas rutas de montaña pueden estar cortadas tras lluvias fuertes.
  • No tengas prisa: Aquí se viene a desconectar. Si un pueblo te engancha, quédate más tiempo. El plan es disfrutar, no coleccionar sellos.

Gastronomía local: qué comer sí o sí

En el interior de Alicante se come de lujo y barato. Olvídate de menús turísticos y lánzate a probar platos de cuchara, embutidos caseros y dulces de toda la vida. No te vayas sin probar:

  • Olleta alcoyana: Un guiso de legumbres y verduras que te deja nuevo.
  • Borreta: Bacalao con espinacas y patata, típico de los días fríos.
  • Pericana: Una mezcla de pimientos secos y bacalao, perfecta para untar en pan.
  • Embutidos: De Biar, Bocairent o cualquier pueblo. Longanizas, morcillas y sobrasadas hechas como antes.
  • Dulces de almendra y pastas caseras: Ideales para el café de media tarde.

Si eres de vinos, prueba los de la zona de Villena y los licores de hierbas que hacen en la sierra. Cuidado, que entran solos.

Preguntas frecuentes sobre viajar por el interior de Alicante

  • ¿Hace falta coche para moverse? Sí, imprescindible. El transporte público es muy limitado y perderás mucho tiempo esperando. Si puedes, alquila un coche pequeño para moverte por las carreteras de montaña.
  • ¿Se puede hacer la ruta en un fin de semana? Sí, pero lo ideal es tener al menos tres días para no ir con prisas y disfrutar de cada pueblo.
  • ¿Es una zona segura para viajar solo o en familia? Absolutamente. Son pueblos tranquilos, la gente es amable y hay ambiente familiar en bares y plazas.
  • ¿Hay rutas de senderismo señalizadas? Sí, y muy buenas. La Font Roja, la Sierra de Mariola y la Vall de Gallinera tienen rutas para todos los niveles, bien marcadas y con áreas de picnic.
  • ¿Dónde encontrar información turística actualizada? La mayoría de pueblos tienen oficina de turismo (aunque a veces abren solo por la mañana). También puedes consultar webs oficiales como costablanca.org o preguntar en los bares, que suelen estar al día de todo.

Mi consejo personal para exprimir la ruta

No te obsesiones con ver todos los pueblos del interior de Alicante en una sola escapada. Elige tres o cuatro, piérdete por sus calles, habla con los vecinos, prueba la comida local y disfruta del paisaje. Haz una parada improvisada en cualquier mirador o fuente. Al final, lo que queda son esos momentos sin planear, y aquí, en el corazón de Alicante, sobran oportunidades para encontrarlos.

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