Si buscas un viaje cultural por Rajasthan que te deje huella, olvídate de los clichés y prepárate para una ruta intensa por Jaipur, Jodhpur y Udaipur. Aquí no hay filtros de Instagram que valgan: esto va de palacios con historia, bazares que huelen a especias y atardeceres que te reconcilian con el mundo. Te cuento cómo exprimir cada ciudad, moverte sin dramas y no perderte esos rincones que solo se descubren callejeando y preguntando a los locales. Rajasthan es un festival de colores, pero también de experiencias auténticas. Vamos al grano, que el tiempo es oro y la India, infinita.
Cómo organizar tu ruta por Rajasthan: de Jaipur a Udaipur
Lo ideal es empezar en Jaipur, seguir a Jodhpur y terminar en Udaipur. Es la ruta más lógica por conexiones y para ir de menos a más en intensidad. El trayecto entre ciudades se puede hacer en tren, autobús o coche privado con conductor (la opción más cómoda si vas justo de días). Calcula mínimo una semana para disfrutar sin prisas: dos noches en Jaipur, dos en Jodhpur y dos o tres en Udaipur. Si tienes más tiempo, añade alguna parada en Pushkar o Ranakpur.
Qué ver y hacer en Jaipur: la ciudad rosa más vibrante
Jaipur es la puerta de entrada a Rajasthan y un buen choque cultural nada más aterrizar. El Fuerte Amber es imprescindible: sube temprano para evitar las hordas y, si puedes, contrata un guía local (mejor en inglés, los hay en la entrada). El Palacio de los Vientos (Hawa Mahal) es fotogénico desde fuera, pero lo mejor es perderse por los bazares de Johari y Bapu, donde se compra desde saris hasta especias y artesanía. No te pierdas el Jantar Mantar, un observatorio astronómico único, y si quieres algo más local, date una vuelta por los templos de Galta Ji, donde los monos son los reyes.
Consejo de amigo: regatea siempre en los mercados, pero con una sonrisa. Y prueba el lassi en Lassiwala, en MI Road, el mejor de la ciudad.
Jodhpur, la ciudad azul y su fortaleza imbatible
Jodhpur es menos caótica y más manejable que Jaipur. Su fuerte, el Mehrangarh, es de los más impresionantes de la India: las vistas desde arriba al mar de casas azules son de postal. Dedica al menos medio día a recorrerlo con calma y no te pierdas el museo interior. El casco antiguo es perfecto para perderse: busca la Clock Tower y su mercado de especias, prueba el mirchi bada (una especie de croqueta picante) y tómate un chai en alguna azotea con vistas al fuerte.
Si te apetece algo diferente, haz una excursión a los cenotafios de Jaswant Thada o piérdete por las callejuelas del barrio de Navchokiya, donde cada esquina es una foto. Para dormir, hay guesthouses familiares en casas azules donde te tratan como en casa y te cuentan historias de abuelos rajput.
Udaipur, la ciudad de los lagos y el romanticismo sin empalagar
Udaipur es otro rollo: más tranquila, elegante y con un aire bohemio que engancha. El City Palace es una maravilla arquitectónica, mezcla de estilos mogol y rajput, y merece la visita guiada para entender su historia. Pasea por las orillas del lago Pichola, cruza en barco hasta el Jag Mandir al atardecer y piérdete por las callejuelas del barrio de Lal Ghat, llenas de tiendas de papel, cafés y talleres de pintura miniatura.
No hace falta dejarse el sueldo en el Lake Palace (el hotel flotante de las fotos), pero sí puedes tomar algo en alguna terraza con vistas, como Ambrai o Upre. Si buscas experiencias auténticas, apúntate a una clase de cocina rajasthani o visita el mercado local de Bada Bazaar. Y si tienes tiempo, haz una excursión a los templos jainistas de Ranakpur, a un par de horas en coche: un espectáculo de mármol y silencio.
Consejos prácticos para viajar por Rajasthan sin agobios
Viajar por Rajasthan es fácil si vas con la mente abierta y algo de paciencia. El transporte público funciona, pero es lento y a veces caótico. Si puedes, reserva los trenes con antelación (en la web de IRCTC o con apps como Cleartrip) y elige clase AC para ir cómodo. Los autobuses son baratos y útiles para trayectos cortos, pero para ir a tu aire lo mejor es pactar un coche con conductor: no es caro y te ahorras regateos y retrasos.
En cuanto a alojamiento, hay desde palacios convertidos en hoteles de lujo hasta guesthouses sencillas y limpias. Reserva al menos la primera noche y luego decide sobre la marcha. Ojo con el agua: siempre embotellada, y cuidado con las comidas callejeras si tienes estómago sensible (aunque, sinceramente, el street food bien elegido es parte del viaje).
El clima es seco y caluroso, sobre todo de marzo a junio. De octubre a febrero es la mejor época: días soleados y noches frescas. Lleva ropa ligera, pero cubre hombros y piernas para entrar en templos y no llamar la atención. Y siempre, siempre, lleva papel higiénico y desinfectante de manos en la mochila. El seguro de viaje, obligatorio.
Preguntas frecuentes sobre viajar a Rajasthan
¿Es seguro viajar solo o sola por Rajasthan?
En general, sí. Rajasthan es turístico y la gente es hospitalaria, pero hay que tener sentido común: evita caminar solo de noche por zonas poco iluminadas y no aceptes bebidas de desconocidos. Las mujeres viajeras deben vestir de forma discreta y, si pueden, buscar alojamientos recomendados por otros viajeros.
¿Hace falta visado para viajar a la India?
Sí, necesitas visado. El e-visa es lo más cómodo y se tramita online en la web oficial del gobierno indio. Hazlo con al menos dos semanas de antelación y lleva impresa la confirmación.
¿Cuánto dinero necesito para un viaje de una semana por Rajasthan?
Depende del estilo, pero con unos 30-40 euros al día puedes dormir, comer y moverte sin lujos pero con dignidad. Si quieres hoteles boutique o cenas especiales, calcula algo más. Lleva siempre efectivo: no todos los sitios aceptan tarjeta y los cajeros a veces fallan.
¿Qué vacunas son necesarias?
No hay obligatorias para viajeros desde España, pero se recomienda tétanos, hepatitis A y B y fiebre tifoidea. Consulta siempre en tu centro de vacunación internacional antes de viajar.
Mi ruta favorita: rincones con alma que no salen en las guías
Si tienes tiempo y te gusta salirte del circuito, apunta estos lugares: en Jaipur, el barrio de Nahargarh para ver el atardecer desde el fuerte con los locales; en Jodhpur, la zona de Stepwell (Toorji Ka Jhalra), donde hay cafés con encanto y menos turistas; en Udaipur, el templo de Jagdish al amanecer, cuando solo hay devotos y el sonido de las campanas te pone los pelos de punta.
Y, sobre todo, habla con la gente, prueba platos nuevos y déjate llevar. Rajasthan es una lección de historia viva y, si te dejas, te cambia el chip para siempre.