Si buscas una escapada auténtica, de las que te cargan las pilas y te reconcilian con el mundo, Asturias en otoño es un filón. Los pueblos asturianos, con sus casas de piedra, hórreos y montañas cubiertas de colores imposibles, son un planazo para los que queremos algo más que fotos bonitas: aquí se viene a saborear la sidra, a caminar entre castaños y a dejarse sorprender por rincones que parecen sacados de una postal. Te cuento cuáles son los pueblos más bonitos de Asturias para visitar en otoño, cómo llegar, qué no perderte y algún truco de viajero para exprimir la experiencia.
Cudillero: el anfiteatro de colores frente al Cantábrico
Si hay un pueblo que nunca falla, ese es Cudillero. Asomado al mar, con sus casas de colores en cascada sobre el puerto, es uno de esos sitios donde el tiempo se detiene. En otoño, la marea de turistas baja y puedes pasear por sus callejuelas con calma, escuchar el rumor de las olas y ver cómo la luz del atardecer pinta las fachadas. No te pierdas el mirador de la Garita-Atalaya, las escaleras imposibles y un buen plato de pescado en alguna terraza (aunque refresque, la experiencia lo merece). Para llegar, lo mejor es dejar el coche en el parking de la entrada y recorrerlo a pie: las cuestas son parte del encanto.
Llanes: entre playas salvajes y casonas indianas
Llanes es mucho más que playa. En otoño, su casco histórico se vuelve aún más especial, con las hojas caídas cubriendo las plazas y el aroma a mar en el aire. Date una vuelta por el Paseo de San Pedro, asómate a los Cubos de la Memoria y piérdete por sus calles llenas de historia. Si tienes tiempo, acércate a las playas de Torimbia o Gulpiyuri: en esta época están casi desiertas y el paisaje es de película. Para comer, prueba una fabada o un buen cachopo en alguna sidrería local. Si vas en tren desde Oviedo o Gijón, el trayecto es una gozada con vistas al verde asturiano.
Lastres: casas colgadas y sabor a mar
Lastres es famoso por su perfil de casas blancas escalonadas sobre el acantilado y por ser escenario de series de televisión, pero lo que de verdad enamora es su ambiente marinero. En otoño, el puerto se llena de barquitos y el aire huele a sal y a leña. Sube hasta la iglesia de Santa María de Sábada para ver una panorámica brutal del pueblo y la costa. Si eres de los que buscan experiencias auténticas, pregunta por las jornadas de la cocina del pescado: suelen celebrarse en otoño y son una excusa perfecta para probar recetas locales. Aparcar aquí es complicado, así que madruga o usa el parking de la entrada.
Taramundi: escapada rural entre bosques y artesanía
Para los que prefieren montaña a mar, Taramundi es una apuesta segura. Este rincón del occidente asturiano es un paraíso de senderos, molinos y castaños centenarios. El otoño aquí se vive a lo grande: los bosques se tiñen de dorado y el aroma a tierra mojada lo invade todo. Recorre la ruta de los molinos, visita el museo de la cuchillería y no te vayas sin probar el queso de la zona. Si buscas alojamiento rural auténtico, aquí tienes opciones de sobra, desde casas de aldea hasta pequeños hoteles con encanto. El coche es imprescindible para moverse por la zona y descubrir aldeas como Os Teixois o Mazonovo.
Ribadesella: historia, cuevas y paseo junto al Sella
Ribadesella tiene de todo: un casco antiguo animado, una playa inmensa y la cueva de Tito Bustillo, famosa por sus pinturas rupestres. En otoño, el ambiente es más tranquilo y puedes disfrutar del paseo marítimo, ver cómo sube la marea y sentarte en una terraza a ver la vida pasar. Si te gusta el senderismo, anímate con la ruta del Pico Mofrechu para tener las mejores vistas del pueblo, el río y los Picos de Europa al fondo. Ojo con los horarios de la cueva: en temporada baja conviene reservar antes. Desde aquí puedes moverte fácilmente a otros pueblos del oriente asturiano.
Bulnes: el corazón de los Picos de Europa
Si buscas un pueblo remoto, Bulnes es tu sitio. Solo se puede llegar andando o en funicular desde Poncebos, lo que le da un aire de otro tiempo. En otoño, la montaña se viste de colores y el silencio es total, solo roto por el río y las campanas de las vacas. Sube hasta el mirador del Naranjo de Bulnes y tómate un caldo caliente en alguno de sus bares: después de la caminata, sabe a gloria. Lleva calzado cómodo y algo de abrigo, porque aquí refresca de verdad. Ideal para amantes del senderismo y la naturaleza salvaje.
Consejos prácticos para viajar por los pueblos de Asturias en otoño
- El tiempo cambia rápido: Mete siempre ropa de abrigo y chubasquero, aunque salga el sol por la mañana.
- Reserva alojamiento con antelación si vas en puentes o fines de semana, sobre todo en pueblos pequeños.
- Prueba la gastronomía local: en otoño hay jornadas de setas, caza y platos de cuchara que no te puedes perder.
- Muévete en coche si quieres llegar a los rincones menos turísticos, pero ojo con las carreteras de montaña y los accesos estrechos.
- Consulta las fiestas locales: muchos pueblos celebran magüestos (fiestas de la castaña) y ferias gastronómicas en esta época.
Preguntas frecuentes sobre visitar pueblos asturianos en otoño
¿Cuál es el mejor mes para viajar a Asturias en otoño?
Octubre suele ser el mes estrella: los bosques están en su mejor momento, las temperaturas son suaves y hay menos lluvia que en noviembre. Eso sí, septiembre y principios de noviembre también tienen su encanto y menos gente aún.
¿Necesito coche para recorrer los pueblos?
No es imprescindible, pero sí muy recomendable para llegar a los pueblos más pequeños y moverte a tu aire. El transporte público conecta bien las principales villas costeras, pero en el interior y la montaña las frecuencias bajan mucho.
¿Dónde es mejor alojarse para hacer ruta?
Si quieres ver varios pueblos, lo ideal es combinar noches en la costa (Cudillero, Llanes o Ribadesella) con alguna en el interior (Taramundi o cerca de los Picos de Europa). Así aprovechas bien los días y disfrutas de lo mejor de cada zona.
¿Hay rutas de senderismo recomendadas en otoño?
Muchísimas. Desde la Senda del Oso hasta la Ruta de los Molinos en Taramundi o el ascenso a Bulnes. Lleva siempre calzado impermeable y consulta el estado de los caminos, porque las lluvias pueden complicar algunos tramos.
Mi recomendación personal para disfrutar Asturias en otoño
Hazme caso: ve sin prisas, déjate sorprender por lo que encuentres y habla con la gente del lugar. Los pueblos asturianos en otoño tienen una magia especial, lejos de las multitudes y con ese punto de autenticidad que tanto buscamos. Si tienes que elegir solo uno, quédate con el que te haga sentir que has viajado en el tiempo. Y, sobre todo, disfruta cada momento: Asturias te va a conquistar.