Sentirse solo viajando es más común de lo que parece, y no tiene nada de raro. A veces la emoción de la aventura se mezcla con un vacío inesperado, sobre todo cuando te lanzas a explorar mundo por tu cuenta. Lo importante es saber que hay formas reales de darle la vuelta a esa sensación y transformar la soledad en parte del viaje. Aquí van mis trucos y consejos, probados en escapadas por España y fuera, para que la experiencia sea más auténtica, conectada y, sobre todo, tuya.
Por qué es normal sentirse solo viajando
Viajar solo es una pasada, pero no todo es postureo ni atardeceres de postal. La soledad aparece cuando menos te lo esperas: después de un día intenso, en una ciudad nueva o incluso rodeado de gente. La clave está en no verlo como un fracaso, sino como parte del viaje. Sentirse solo viajando es una reacción natural: cambias de entorno, de idioma, de rutinas. Y eso, aunque suene a tópico, te obliga a conocerte mejor y a buscar nuevas formas de conectar.
Cómo conocer gente viajando solo: trucos que funcionan
No hace falta ser el alma de la fiesta ni apuntarse a mil actividades para conocer gente viajando solo. Lo que funciona de verdad es dar pequeños pasos:
- Elige alojamientos sociales: Los hostels, albergues y guesthouses suelen tener zonas comunes donde es fácil entablar conversación. Incluso en hoteles, el desayuno compartido puede ser tu oportunidad.
- Únete a free tours y actividades grupales: En ciudades como Granada, Lisboa o Praga, los free tours son un filón para romper el hielo. Además, suelen terminar en bares o terrazas, perfecto para seguir charlando.
- Apúntate a experiencias locales: Clases de cocina, rutas de senderismo organizadas o talleres de fotografía. Busca en webs como Meetup, Couchsurfing Events o incluso en la oficina de turismo local.
- Utiliza apps para viajeros: Hay aplicaciones como Backpackr, Travello o incluso grupos de WhatsApp y Telegram específicos de cada destino donde la gente busca compañeros para planes espontáneos.
- No subestimes el poder de la barra: Sentarte en la barra de un bar, sobre todo en ciudades pequeñas, suele ser la mejor manera de entablar conversación con locales o con otros viajeros.
Qué hacer si la soledad te pesa: recursos prácticos
A veces ni el mejor plan social consigue quitarte esa sensación. Aquí van algunos trucos para esos momentos:
- Sal a caminar sin rumbo fijo: Perderte por las calles de una ciudad como Oporto, Córdoba o Edimburgo te ayuda a desconectar y a descubrir rincones que no salen en las guías.
- Haz algo que te guste solo: Lee en una cafetería, escribe tu diario de viaje, haz fotos o simplemente siéntate a observar la vida local en una plaza. Recuperar tus rutinas favoritas te hace sentir más en casa.
- Cuida el contacto con los tuyos: Una llamada rápida, un audio o un mensaje a tus amigos o familia puede ser justo lo que necesitas para recargar pilas.
- Practica el slow travel: No llenes el día de actividades solo para distraerte. Deja espacio para aburrirte un poco. Muchas veces, las mejores ideas y conexiones surgen cuando bajas el ritmo.
Cómo gestionar la soledad emocional en viajes largos
Si viajas durante varias semanas o meses, la soledad puede hacerse más intensa. Aquí es clave crear pequeñas rutinas, como desayunar en el mismo sitio, hacer ejercicio o apuntarte a clases semanales de algo que te guste. En ciudades como Berlín, Buenos Aires o Chiang Mai hay comunidades de viajeros y nómadas digitales muy activas, con eventos semanales y espacios de coworking donde es fácil encontrar gente afín.
Otra opción es el voluntariado: plataformas como Workaway o Worldpackers te permiten colaborar en proyectos locales y convivir con otros viajeros, lo que reduce mucho la sensación de aislamiento.
Preguntas frecuentes sobre viajar solo y la soledad
¿Es normal sentirse solo aunque haya gente alrededor?
Totalmente. La soledad no depende solo de estar acompañado, sino de la conexión real que sientes. Por eso, a veces un paseo en solitario puede ser más reconfortante que una cena multitudinaria.
¿Qué hago si me agobia la idea de no conocer a nadie?
Empieza por planes sencillos: apúntate a un tour, pregunta en tu alojamiento por actividades o únete a un grupo de excursión. La mayoría de la gente viaja con ganas de conocer y compartir, aunque no lo parezca al principio.
¿Y si prefiero estar solo?
Perfecto. Viajar solo no es una obligación de socializar. Si te apetece pasar tiempo contigo mismo, aprovecha para disfrutar de tu compañía y hacer lo que te dé la gana, sin presiones.
¿La soledad es peor en ciertos destinos?
Depende más de tu actitud que del lugar, pero es cierto que en destinos muy turísticos o donde el idioma es una barrera (por ejemplo, en Japón o Rusia) puede costar más conectar. En cambio, en ciudades universitarias o con vida cultural, como Salamanca o Bolonia, es más fácil encontrar ambiente.
Consejos finales para transformar la soledad en parte del viaje
Viajar solo y sentirte solo no es lo mismo, pero ambos forman parte de la experiencia. Mi consejo: acepta esos momentos, no te juzgues y aprovecha para conocerte mejor. Muchas de las historias y amistades más potentes surgen cuando menos lo esperas, en una terraza cualquiera o en el asiento de un tren. Y si la soledad aparece, respírala, exprímela y sigue adelante. Al final, viajar solo te enseña a estar más a gusto contigo mismo, y eso sí que no te lo quita nadie.