Montevideo es de esas ciudades que no se dejan encasillar. Ni la típica capital sudamericana ni una urbe caótica: aquí el ritmo es otro, más pausado, con aroma a mate y brisa del Río de la Plata. Si tienes 3 días para recorrer Montevideo, puedes exprimir lo mejor de su historia, sus barrios con carácter y ese aire de “pueblo grande” que engancha desde el primer paseo. Te cuento cómo aprovechar cada jornada al máximo, con rutas reales y consejos de viajero a viajero, para que descubras la esencia auténtica de la capital uruguaya.
Primer día: Ciudad Vieja y el corazón de Montevideo
Empieza la aventura por la Ciudad Vieja, el barrio histórico que concentra la mayor parte de los imprescindibles de Montevideo. Lo ideal es arrancar temprano en la Puerta de la Ciudadela, el antiguo acceso a la ciudad amurallada. Desde ahí, la Peatonal Sarandí te lleva directo al alma montevideana: galerías de arte, librerías con encanto, cafeterías donde el tiempo se detiene y músicos callejeros que le ponen banda sonora al paseo.
No te pierdas la Plaza Matriz, rodeada de edificios coloniales y la Catedral Metropolitana. Si te gusta el arte, mete la cabeza en el Museo Torres García, dedicado al artista más internacional de Uruguay. Y si eres de los que viajan con el estómago, el Mercado del Puerto es tu sitio. Aquí el plan es sencillo: entra, déjate llevar por el aroma de las parrillas y pide una picaña o un buen asado con vino tannat. La vida es eso.
Por la tarde, acércate al Teatro Solís, joya arquitectónica y cultural, y si puedes, apúntate a una visita guiada. Termina el día paseando por la Rambla, el larguísimo paseo junto al río, perfecto para ver el atardecer con los locales tomando mate y charlando. Es el sitio ideal para entender el verdadero ritmo de Montevideo.
Segundo día: Parque Rodó, Punta Carretas y playas urbanas
El segundo día pide algo de verde y mar. Arranca por el Parque Rodó, pulmón de la ciudad y punto de encuentro de jóvenes, familias y skaters. Si es domingo, hay feria de artesanías y libros usados. Muy cerca está el Castillo Pittamiglio, una rareza arquitectónica llena de misterios y leyendas urbanas: si te va el rollo esotérico, haz la visita guiada.
Luego, camina hacia Punta Carretas, barrio elegante y residencial, famoso por su shopping (antigua cárcel reconvertida en centro comercial, ahí es nada) y por el Faro de Punta Carretas. Desde aquí tienes una de las mejores vistas de la costa montevideana. Si el día acompaña, sigue la Rambla hasta la Playa Ramírez o la Playa Pocitos. No son el Caribe, pero el ambiente es de lo más auténtico: partidos de fútbol improvisados, mate y risas. Si te animas, date un chapuzón o simplemente disfruta del ambiente relajado.
Para cenar, busca alguno de los restaurantes de la zona de Pocitos o prueba una chivitería (el chivito uruguayo, bocata legendario, es un must).
Tercer día: Barrio Sur, Palermo y rincones menos turísticos
El tercer día es para perderse por barrios con alma y menos turistas. Empieza por el Barrio Sur y Palermo, cuna del candombe y la cultura afro-uruguaya. Si viajas en febrero, aquí se vive el carnaval más largo del mundo, pero en cualquier época puedes seguir el rastro de los tamboriles y los murales coloridos.
Pasea sin prisa, buscando las casas de colores y los bares de barrio donde la música suena siempre. Si te interesa la historia, acércate al Museo del Carnaval o al Museo de las Migraciones, ambos muy recomendables para entender la mezcla de culturas que define a Montevideo.
Después, cruza hacia el Parque Batlle, donde se encuentra el Estadio Centenario, templo del fútbol mundial y patrimonio de la FIFA. Si eres futbolero, la visita al museo es obligada. Y para cerrar el viaje con broche de oro, nada como un paseo final por la Rambla al atardecer, entre mates y guitarras. Montevideo se despide como empezó: sin prisas, con sabor a vida sencilla.
Consejos prácticos para moverse y disfrutar Montevideo en 3 días
- ¿Cómo moverse por Montevideo? A pie se recorre bien el centro y los barrios más turísticos. Para desplazamientos largos, usa los buses urbanos (fáciles y baratos) o apps como Uber, que funcionan de maravilla.
- ¿Dónde alojarse? Si buscas ambiente y buena ubicación, la Ciudad Vieja o Pocitos son apuestas seguras. Punta Carretas es más tranquilo y residencial.
- ¿Es seguro Montevideo? En general sí, pero como en cualquier ciudad, mejor evitar zonas poco iluminadas de noche y vigilar tus cosas en lugares concurridos.
- ¿Qué moneda se usa y cómo pagar? El peso uruguayo es la moneda local, pero en muchos sitios aceptan tarjeta. Lleva algo de efectivo para mercados y puestos pequeños.
- ¿Cuándo viajar? Montevideo se disfruta todo el año, pero la primavera (octubre-noviembre) y el otoño (marzo-abril) tienen temperaturas suaves y menos turistas.
Preguntas frecuentes sobre qué ver en Montevideo en 3 días
¿Merece la pena visitar Montevideo en solo 3 días?
Sí, tres días dan para empaparte del carácter de la ciudad, descubrir sus barrios más emblemáticos y disfrutar de la gastronomía local sin prisas. No te faltarán planes, pero tampoco acabarás agotado.
¿Qué excursiones de un día puedo hacer desde Montevideo?
Si te sobra tiempo, puedes escaparte a Colonia del Sacramento (Patrimonio de la Humanidad, a unas 2 horas en bus) o a Punta del Este si quieres playa y ambiente más chic. Pero si es tu primera vez, recomiendo exprimir Montevideo sin prisas.
¿Dónde comer bien y barato en Montevideo?
El Mercado del Puerto es un clásico, pero también hay parrilladas y chiviterías auténticas en Pocitos y la Ciudad Vieja. Busca locales frecuentados por uruguayos y pregunta por el menú del día.
¿Es fácil recorrer Montevideo a pie?
El centro histórico y la Rambla invitan a caminar. Para barrios más alejados, el transporte público funciona bien y es seguro.
¿Qué no me puedo perder en Montevideo?
La Ciudad Vieja, la Rambla, el Mercado del Puerto, el Parque Rodó, el Barrio Sur y el Estadio Centenario. Y sobre todo, el ambiente relajado y auténtico que se respira en cada esquina.
Montevideo no es una ciudad de grandes monumentos ni de listas interminables de “top 10”, pero sí es un destino para saborear despacio. En tres días puedes descubrir su lado más genuino y volver a casa con ganas de más. Si buscas una escapada con alma, aquí la tienes.