Viajar solo es una experiencia que te cambia la vida, pero no te voy a engañar: tiene su miga. No todo es libertad y fotos de postal; también hay tropiezos de los que se aprende a base de ensayo y error. Si estás pensando en lanzarte a la aventura por tu cuenta, te cuento los errores más comunes al viajar solo y, sobre todo, cómo esquivarlos para que tu escapada tenga más momentos épicos que disgustos.
No planificar, pero tampoco improvisar todo
Uno de los errores más típicos es irse al extremo: o llevarlo todo atado y bien atado, o lanzarse a la piscina sin mirar si hay agua. Ni tanto ni tan calvo. Si viajas solo, necesitas una mínima ruta: saber cómo llegar del aeropuerto al alojamiento, tener claro dónde dormir las primeras noches y conocer los barrios a evitar. Pero deja hueco para la improvisación; a veces los mejores recuerdos salen de perderte por una callejuela o decir sí a un plan inesperado.
Elegir mal el alojamiento por ahorrar demasiado
Dormir barato mola, pero no a cualquier precio. He caído en hostales que parecían sacados de una peli de terror solo por ahorrar unos euros. Cuando viajas solo, la seguridad y la ubicación pesan más que el precio. Busca alojamientos céntricos, con buenas valoraciones y, si puedes, con zonas comunes donde conocer gente. En ciudades como Lisboa, Oporto o Granada, hay hostales con ambiente viajero que son un puntazo para no sentirte solo.
Descuidar la seguridad personal
Viajar solo te obliga a estar más atento. No se trata de ir paranoico, pero sí de ser precavido. Apunta los teléfonos de emergencia del país, lleva una copia digital de tus documentos y avisa siempre a alguien de confianza de tu itinerario, aunque sea por WhatsApp. Evita pasear solo de noche por zonas poco transitadas y, si te ves en apuros, pide ayuda sin miedo. En sitios como Marrakech o Nápoles, por ejemplo, es clave saber moverse y tener recursos si surge algún imprevisto.
Sobrecomplicar el equipaje
El clásico: llenar la mochila de “por si acaso” y acabar cargando con media casa. Cuando viajas solo, nadie te va a echar una mano con la maleta. Lleva solo lo imprescindible, ropa cómoda y versátil, y deja hueco para algún recuerdo. Haz una lista antes de salir y revísala dos veces. Si tienes que cambiar de alojamiento varias veces, lo agradecerás. Y un consejo de oro: mete una batería externa y una bolsa de tela, nunca sobran.
No investigar costumbres y normas locales
Meter la pata por desconocimiento cultural es más común de lo que parece. Antes de viajar solo a cualquier destino, investiga un poco: horarios de comidas, propinas, saludos, cómo vestirse en templos o si está bien visto regatear. En países como Japón, Tailandia o Marruecos, estos detalles marcan la diferencia entre integrarte o sentirte fuera de lugar. Además, te evitarás miradas raras y situaciones incómodas.
No tener un plan de comunicación
Quedarte sin datos o sin WiFi en mitad de una ciudad desconocida puede ser un marrón. Antes de salir, revisa si tu tarifa incluye roaming o si necesitas una SIM local. Apps como Maps.me o Google Maps offline son tus mejores amigas para no perderte. Y si viajas fuera de Europa, plantéate pillar una eSIM o una tarjeta prepago nada más aterrizar. En destinos como Bali, México o Turquía, tener internet puede salvarte de más de un apuro.
Evitar socializar por miedo o vergüenza
La soledad puede pesar, sobre todo los primeros días. No te encierres en ti mismo: apúntate a free tours, cenas comunales, clases de cocina o excursiones en grupo. En ciudades como Berlín, Dublín o Budapest hay quedadas de viajeros prácticamente cada semana. Si eres tímido, empieza por una charla en el desayuno del hostal o pregunta por recomendaciones locales. La mayoría de la gente está encantada de ayudar o de compartir una cerveza.
No cuidar el presupuesto diario
Viajar solo implica que todo lo pagas tú, sin compartir gastos. Hazte un presupuesto realista y controla los caprichos. Lleva una tarjeta sin comisiones (Revolut, N26 y similares) y algo de efectivo para imprevistos. Apunta los gastos en una app sencilla, como TravelSpend o Splitwise, para no llevarte sustos al final del viaje. Y no te olvides de los gastos hormiga: cafés, botellas de agua, souvenirs… suman más de lo que parece.
Preguntas frecuentes sobre viajar solo
¿Es seguro viajar solo siendo mujer?
Sí, pero hay que ser más precavida en ciertos destinos. Investiga foros de viajeras, elige alojamientos bien valorados y confía en tu intuición. En ciudades como Copenhague, Tokio o Edimburgo, la sensación de seguridad es máxima. En otros sitios, mejor moverse con sentido común y evitar riesgos innecesarios.
¿Qué destinos son más recomendables para viajar solo por primera vez?
Empieza por ciudades europeas como Lisboa, Praga, Ámsterdam o Dublín: son manejables, seguras y con buena oferta de actividades para viajeros en solitario. Si prefieres naturaleza, el norte de España (Asturias, Cantabria) o la zona de los Alpes suizos son apuestas seguras.
¿Cómo conocer gente cuando viajas solo?
Alojamientos con zonas comunes, tours gratuitos, talleres, eventos de Couchsurfing, apps como Meetup o simplemente charlar en cafeterías. La clave es estar abierto y no tener miedo a iniciar conversación, aunque sea con un “hola, ¿de dónde eres?”.
Consejos finales para que tu viaje en solitario sea redondo
Viajar solo es un máster acelerado en conocerte y en adaptarte a lo que venga. No te obsesiones con hacerlo todo perfecto: acepta que habrá momentos de bajón y aprende a disfrutar de tu propia compañía. Lleva siempre una libreta para apuntar anécdotas, prueba la gastronomía local sin prejuicios y, sobre todo, no tengas miedo de salir de tu zona de confort. Los errores son parte del viaje, pero con estos consejos seguro que los tuyos serán mínimos y tus recuerdos, enormes. ¡Buen viaje, valiente!