Si buscas una escapada rural auténtica, de esas que te reconcilian con el monte y te hacen olvidar el móvil, la Garrotxa es tu sitio. Aquí no hay postureo: hay rutas entre volcanes dormidos, pueblos medievales que parecen de postal y una gastronomía que quita el hipo. Te cuento cómo aprovechar al máximo una escapada rural a la Garrotxa, con rutas reales, consejos prácticos y algún truco de madrileño que no quiere perder el tiempo ni el dinero.
¿Por qué la Garrotxa es perfecta para una escapada rural?
La Garrotxa es una comarca catalana que te gana por su mezcla: naturaleza brutal, pueblos con historia y una tranquilidad que se palpa en el aire. Aquí tienes el Parque Natural de la Zona Volcánica de la Garrotxa, con más de 40 conos volcánicos y coladas de lava, pero también joyas como Besalú, Santa Pau o Castellfollit de la Roca. Es ideal tanto si buscas senderismo suave como si te apetece perderte por calles empedradas y acabar el día con un buen plato de butifarra y judías.
Rutas imprescindibles por los volcanes de la Garrotxa
El gran reclamo de la zona son sus volcanes, pero tranquilo, que están dormidos desde hace miles de años. El senderismo aquí es sencillo, apto para todos los públicos y con sorpresas en cada rincón.
Ruta al Volcán de Santa Margarida
Esta es la clásica, la que tienes que hacer sí o sí. El camino sale desde el aparcamiento de Santa Margarida (ojo, que se llena los fines de semana). Son unos 5 km ida y vuelta, con subida suave entre bosques de hayas y robles. El premio es llegar al cráter y ver la ermita de Santa Margarida plantada en medio, como caída del cielo. Si vas en otoño, el hayedo es un espectáculo de colores.
El Hayedo de Jordà: un bosque de cuento
Otro imprescindible es el Hayedo de Jordà, un bosque que parece sacado de una peli de fantasía. Hay varias rutas señalizadas, pero la más popular es la circular de unos 3,5 km que sale desde Can Serra. Puedes ir andando o, si te apetece algo diferente, subirte al carrilet (un trenecito turístico que hace la ruta por el bosque). Eso sí, si buscas silencio y magia, madruga y ve entre semana.
Volcán Croscat: el gigante abierto
El Croscat es el volcán más grande de la península y tiene una peculiaridad: está cortado por la mitad, así que puedes ver su interior como si fuera una tarta. Hay una ruta sencilla desde el aparcamiento de Can Serra, perfecta para ir con niños o si no te apetece mucha tralla. La vista de los estratos de lava y ceniza impresiona, sobre todo al atardecer.
Pueblos con encanto que no te puedes perder
La Garrotxa está salpicada de pueblos que parecen detenidos en el tiempo. Aquí van mis favoritos, ideales para combinar con las rutas y rematar la jornada con un buen vermut o una cena local.
Besalú: el puente más fotogénico de Cataluña
Besalú es famoso por su puente medieval, pero lo bueno empieza cuando cruzas y te pierdes por sus calles de piedra. Visita el antiguo barrio judío, la iglesia de Sant Pere y si puedes, apúntate a una visita guiada para descubrir rincones ocultos. Si te mola la fotografía, el amanecer desde el puente es de otro planeta.
Santa Pau: sabor rural y vistas volcánicas
Santa Pau es pequeño pero matón. Su plaza porticada es perfecta para sentarse a tomar algo y ver pasar el tiempo. Desde aquí puedes enlazar rutas a pie a los volcanes cercanos o probar las famosas judías de Santa Pau en cualquier restaurante del pueblo. Si buscas algo especial, reserva en Cal Sastre o El Callís.
Castellfollit de la Roca: el pueblo colgado
Este pueblo está literalmente colgado sobre un acantilado de basalto. Pasea por su calle principal, sube a la iglesia de Sant Salvador para ver las vistas y no te vayas sin probar una butifarra en alguno de sus bares. Las fotos desde el mirador de la carretera son de las que triunfan en Instagram, pero créeme, en directo impresiona aún más.
Consejos prácticos para organizar tu escapada rural a la Garrotxa
Aquí van unos cuantos trucos para que tu viaje salga redondo y sin sorpresas.
- Dónde dormir: La zona está llena de casas rurales, masías y pequeños hoteles con encanto. Si buscas tranquilidad, apuesta por alojarte en Santa Pau o en alguna masía entre volcanes. Si prefieres más vida y servicios, Olot es tu base.
- Cómo moverse: Lo ideal es ir en coche propio para moverte a tu aire entre pueblos y rutas. Si vienes en transporte público, hay buses desde Girona y Barcelona, pero luego tendrás que tirar de taxi o bici para llegar a los senderos.
- Cuándo ir: Primavera y otoño son las mejores épocas: menos gente y paisajes de escándalo. En verano hace calor y hay más turismo, pero sigue siendo disfrutable si madrugas. En invierno, el hayedo nevado tiene su punto.
- Comer bien y barato: Busca menús de mediodía (suelen rondar los 15-20€) y prueba platos típicos como la butifarra con judías, el “fesol” de Santa Pau o la ratafía. Para un capricho, reserva en Les Cols (Olot), con dos estrellas Michelin.
- Qué llevar: Calzado cómodo (aunque las rutas son fáciles, hay barro si ha llovido), ropa de abrigo incluso en verano (por la noche refresca), agua y algo de picnic si quieres ahorrar y comer en ruta.
Preguntas frecuentes sobre la escapada rural a la Garrotxa
¿Cuántos días hacen falta para ver la Garrotxa?
Con dos o tres días tienes para disfrutar sin prisas de los volcanes, los pueblos principales y alguna comida memorable. Si puedes alargar, hay rutas menos conocidas y pueblos pequeños como Mieres o Sant Feliu de Pallerols que merecen la pena.
¿Se puede visitar la Garrotxa con niños?
Sí, es un destino muy familiar. Las rutas son cortas y sencillas, y hay actividades como paseos en burro, parques de aventura y museos interactivos en Olot. El trenecito del Hayedo de Jordà es un hit con los peques.
¿Hace falta reservar para las rutas de senderismo?
No, las rutas son libres y están bien señalizadas. Solo tienes que pagar aparcamiento en algunos puntos (Santa Margarida, Can Serra). Si quieres visita guiada o actividades especiales, mejor reserva antes.
¿Dónde aparcar en la Garrotxa?
Hay aparcamientos habilitados en los principales accesos a rutas y pueblos, pero se llenan rápido en temporada alta. Llega pronto o ve en días laborables para evitar agobios.
Una escapada rural con alma (y sin postureo)
La Garrotxa es de esos sitios que te reconcilian con el turismo rural de verdad. Aquí no hace falta buscar la foto perfecta: basta con caminar entre volcanes, perderse por pueblos de piedra y dejarse llevar por el ritmo lento. Si buscas una escapada rural cerca de Barcelona o Girona, apunta la Garrotxa en tu lista. Y si tienes dudas, pregúntame: siempre hay un rincón nuevo por descubrir.