Si eres de los que buscan playas diferentes, de esas que te dejan con la boca abierta y el móvil echando humo de hacer fotos, las playas negras volcánicas te van a flipar. Nada de arenas doradas ni palmeras de postal: aquí hablamos de paisajes que parecen de otro planeta, con arenas oscuras, acantilados de lava y un ambiente salvaje que engancha. En este artículo te cuento cuáles son las mejores playas de arena negra en el mundo, cómo llegar, qué hacer allí y algún truco para que la experiencia sea redonda. Prepárate para descubrir rincones que no salen en todas las guías y que, de verdad, merecen la pena.
¿Por qué la arena es negra en estas playas?
La arena negra no es un capricho del destino, sino el resultado directo de la actividad volcánica. Cuando un volcán entra en erupción y la lava llega al mar, se enfría rapidísimo y se fragmenta en trozos pequeños que, con el tiempo, se convierten en arena negra. Por eso, estas playas solo existen en lugares con volcanes activos o recientes. Además, la textura suele ser más gruesa y la arena absorbe más calor, así que ojo con ir descalzo al mediodía.
Las playas negras volcánicas más impresionantes del mundo
He recorrido unas cuantas y te aseguro que cada una tiene su rollo. Aquí van mis favoritas, con detalles prácticos para que no pierdas el tiempo buscando.
Playa de Reynisfjara (Islandia)
Si buscas paisajes de película, Reynisfjara es parada obligada. Está cerca del pueblo de Vík í Mýrdal, en el sur de Islandia. Aquí la arena negra se mezcla con columnas de basalto y unas olas del Atlántico Norte que imponen respeto. No es para bañarse (las corrientes son peligrosas), pero el paseo es brutal. Lleva abrigo incluso en verano y, si puedes, ve al atardecer: la luz es mágica.
Playa de Kamari y Perissa (Santorini, Grecia)
Santorini no solo es casas blancas y cúpulas azules. Sus playas de Kamari y Perissa tienen arena negra volcánica y aguas cristalinas. Aquí sí puedes bañarte, alquilar tumbona y comer en una taberna a pie de playa. Lo mejor es ir fuera de temporada alta para evitar el gentío. Si te animas, prueba el sendero que conecta ambas playas por la montaña: vistas de postal aseguradas.
Playa de Punalu’u (Hawái, Estados Unidos)
En la isla de Hawái, Punalu’u es famosa por su arena negra y las tortugas marinas que vienen a descansar al sol. El contraste entre el negro de la arena, el azul del mar y el verde de las palmeras es brutal. Es fácil llegar en coche y hay aparcamiento cerca. Lleva escarpines porque la arena quema y hay rocas volcánicas afiladas.
Playa Jardín (Tenerife, Islas Canarias)
En Puerto de la Cruz, al norte de Tenerife, tienes una de las playas negras más accesibles y animadas de Canarias. Playa Jardín combina jardines tropicales, paseos y chiringuitos. El oleaje es potente, así que ojo si vas con niños. Aprovecha y date una vuelta por el casco histórico del pueblo, que tiene mucho encanto.
Playa de Vik (Nueva Zelanda)
En la costa oeste de la Isla Sur, cerca del glaciar Franz Josef, la playa de Vik es un espectáculo de naturaleza salvaje. Aquí las montañas se funden con el mar y la arena negra crea un contraste alucinante. No hay servicios, así que lleva agua, comida y respeta el entorno: es uno de esos lugares donde sientes que el mundo es enorme y tú muy pequeño.
Consejos útiles para visitar playas de arena negra volcánica
- Calzado adecuado: La arena negra absorbe muchísimo calor. Si vas en verano o a mediodía, lleva sandalias cerradas o escarpines.
- Protección solar: Aunque parezca mentira, el reflejo de la luz en la arena oscura puede quemar tanto como en una playa blanca. Gafas de sol y crema, sí o sí.
- Respeto por la naturaleza: Muchas de estas playas están en reservas naturales o zonas protegidas. No te lleves arena ni piedras, y recoge siempre tu basura.
- Infórmate del estado del mar: En algunas playas negras, el oleaje y las corrientes pueden ser peligrosos. Consulta siempre si es seguro bañarse y haz caso a los carteles.
- Evita las horas punta: Si quieres disfrutar de la magia del lugar, madruga o ve al atardecer. Las fotos y la tranquilidad merecen la pena.
Preguntas frecuentes sobre playas negras volcánicas
¿Dónde hay playas de arena negra en España?
Las mejores están en las Islas Canarias: Tenerife, Lanzarote y La Palma tienen varias opciones. Destacan Playa Jardín, Playa de Benijo o El Golfo. En la península, es casi imposible encontrar playas de arena negra natural.
¿Se puede nadar en todas las playas negras?
No siempre. Algunas, como Reynisfjara en Islandia, son peligrosas para el baño por las corrientes. Otras, como Kamari en Grecia o Playa Jardín en Tenerife, son perfectas para nadar. Consulta siempre las señales y pregunta a la gente local.
¿La arena negra mancha la ropa?
No mancha más que la arena normal, pero sí puede quedarse pegada al bañador o la toalla, sobre todo si está húmeda. Sacúdelo bien antes de guardarlo y listo.
¿Por qué son tan populares estas playas para la fotografía?
El contraste de la arena negra con el mar y el cielo crea imágenes espectaculares. Además, suelen estar rodeadas de acantilados y formaciones volcánicas que le dan un toque único. Si te gusta la fotografía, lleva la cámara cargada y juega con las luces del amanecer o el atardecer.
Rutas y escapadas recomendadas para descubrir playas negras volcánicas
Si quieres organizar una ruta diferente, te propongo algunas ideas que funcionan de verdad:
- Vuelta a Tenerife en coche: Dedica un día a recorrer la costa norte y para en Playa Jardín, Bollullo y Benijo. Termina viendo el atardecer desde un chiringuito.
- Ruta por el sur de Islandia: Desde Reikiavik a Vík, parando en Seljalandsfoss, Skógafoss y terminando en Reynisfjara. Si tienes tiempo, sigue hasta la laguna glaciar de Jökulsárlón.
- Escapada a Santorini fuera de temporada: Disfruta de las playas negras, los pueblos tranquilos y las rutas de senderismo sin aglomeraciones.
Las playas negras volcánicas son una excusa perfecta para salirte de lo típico y descubrir paisajes que te ponen los pelos de punta. Si buscas una escapada con alma y fotos que no parezcan de catálogo, apúntalas en tu lista. Y si tienes dudas, escríbeme: siempre hay algún rincón nuevo por descubrir.