Cuenca es de esas ciudades que te sorprenden sin avisar. Llegas pensando en las típicas fotos de las casas colgadas y te vas con la sensación de haber descubierto un rincón con historia, arte y naturaleza a partes iguales. Si tienes dos días para escaparte, te aseguro que puedes exprimir Cuenca a fondo: desde paseos por el casco antiguo hasta museos que merecen mucho la pena, pasando por miradores y rutas que parecen sacadas de otro mundo. Aquí te cuento cómo aprovechar tu visita, sin rodeos y con consejos de los que sirven de verdad.
Ruta imprescindible por el casco antiguo de Cuenca
La mejor forma de empezar a conocer Cuenca es callejeando por su casco antiguo, declarado Patrimonio de la Humanidad. Te recomiendo arrancar en la Plaza Mayor, el corazón de la ciudad, donde tienes la Catedral de Santa María y San Julián. Aunque por fuera parece austera, por dentro es una pasada, con vidrieras modernas y un triforio único en España. Si puedes, haz la visita guiada para no perderte detalles.
Desde la plaza, piérdete por las callejuelas empedradas. Camina por la Calle Alfonso VIII, con sus fachadas de colores, y asómate a los miradores naturales que van apareciendo entre los muros. No te vayas sin recorrer la Calle San Pedro, que te lleva directo hasta el Parador de Cuenca y el Ponte de San Pablo, uno de los puntos más fotogénicos de la ciudad.
Las Casas Colgadas: el icono de Cuenca
Si hay algo que ver en Cuenca en dos días, son las Casas Colgadas. No solo por la foto (que también), sino por la historia que tienen detrás. Estas casas medievales parecen desafiar la gravedad, asomadas al vacío sobre la Hoz del Huécar. La mejor vista la tienes desde el Ponte de San Pablo: ahí sí, saca la cámara.
Puedes entrar en una de ellas, porque alberga el Museo de Arte Abstracto Español. Aunque no seas fan del arte abstracto, merece la pena por el edificio y las vistas desde sus balcones acristalados. Además, la colección es de las mejores de España, con obras de Chillida, Saura o Zóbel.
Los mejores museos de Cuenca: más allá de las casas colgadas
Cuenca tiene museos que sorprenden, y no solo por su contenido, sino por dónde están ubicados. Si te apetece un plan cultural, apunta estos dos:
- Museo de Cuenca: Perfecto para entender la historia de la ciudad, desde los romanos hasta la Edad Media. Tiene mosaicos, piezas arqueológicas y maquetas que te ayudan a ponerle cara a lo que ves por la calle.
- Museo de las Ciencias de Castilla-La Mancha: Ideal si viajas con niños o te apetece algo diferente. Hay un planetario y exposiciones interactivas sobre astronomía, geología y biodiversidad.
Ambos están en pleno casco histórico, así que puedes visitarlos entre paseo y paseo.
Miradores y rutas naturales cerca del centro
Una de las cosas que más me sorprendió de Cuenca es lo fácil que es pasar del bullicio del centro a una ruta de senderismo en cuestión de minutos. Si te gusta andar y disfrutar de la naturaleza, apunta estos lugares:
- Mirador del Castillo: Las vistas sobre la ciudad y las hoces son brutales, sobre todo al atardecer. Puedes subir andando desde el centro en menos de 15 minutos.
- Paseo por la Hoz del Huécar: Hay un sendero que sigue el curso del río, bajo las casas colgadas, rodeado de vegetación y con rincones muy fotogénicos. Es fácil y apto para todos los públicos.
- Ventano del Diablo (a 20 minutos en coche): Si tienes tiempo y ganas de ver paisajes de otro planeta, acércate hasta aquí. Es un mirador natural sobre el cañón del Júcar. El nombre impone, pero las vistas aún más.
¿Dónde comer bien en Cuenca sin caer en trampas?
Comer en Cuenca es parte del viaje. Aquí se viene a probar el morteruelo (un paté caliente de carne), el ajoarriero y el resoli (licor típico). Mis recomendaciones para comer bien y sin sustos:
- Mesón Casas Colgadas: Cocina tradicional con vistas de infarto. No es barato, pero la experiencia lo merece.
- Figón del Huecar: Platos conquenses de toda la vida, trato cercano y buena relación calidad-precio.
- Taberna Jovi: Ideal para tapear y probar productos locales en un ambiente informal.
Reserva si puedes, sobre todo en fin de semana. Y deja hueco para el postre: el alajú, un dulce de miel y frutos secos, es un clásico.
Consejos prácticos para tu escapada a Cuenca
Para aprovechar al máximo tus dos días en Cuenca, aquí van unos consejos que te ahorrarán tiempo y quebraderos de cabeza:
- Mejor moverse a pie: El centro histórico es peatonal y las cuestas son parte del encanto. Olvídate del coche, busca un alojamiento céntrico y disfruta del paseo.
- ¿Dónde aparcar? Si vienes en coche, lo más fácil es dejarlo en los aparcamientos gratuitos de la parte baja (Aparcamiento del Castillo o Parking Auditorio) y subir andando o en bus urbano.
- Cuándo ir: Primavera y otoño son las mejores épocas. En verano hace calor y en invierno puede helar, pero la ciudad tiene su encanto en cualquier estación.
- Reserva en museos y restaurantes: Sobre todo en puentes y fines de semana, Cuenca se llena. Mejor prevenir que quedarte sin sitio.
Preguntas frecuentes sobre qué ver en Cuenca en dos días
¿Cuánto se tarda en ver las casas colgadas?
La visita a las casas colgadas por fuera es rápida, pero si entras al museo calcula entre 45 minutos y una hora para verlo con calma.
¿Merece la pena visitar la Catedral de Cuenca?
Sin duda. Es una de las catedrales más originales de España y la visita guiada te descubre rincones que pasan desapercibidos.
¿Hay rutas de senderismo cerca del centro?
Sí, puedes hacer la ruta de la Hoz del Huécar o subir al Mirador del Castillo sin salir prácticamente del casco histórico.
¿Dónde dormir en Cuenca para aprovechar dos días?
Lo mejor es alojarse en el casco antiguo o cerca de la Plaza Mayor. Así tendrás todo a mano y podrás disfrutar de la ciudad de noche, cuando se vacía de turistas.
Un último consejo para tu viaje a Cuenca
No te obsesiones con tachar sitios de una lista. Cuenca es para disfrutarla despacio, perderse por sus callejones y dejarse sorprender. Si sigues esta ruta, en dos días te llevarás lo mejor de la ciudad: historia, arte, buena comida y paisajes que no se olvidan. Y si puedes, alarga la escapada un día más… Cuenca siempre da para un paseo extra.