Tallin es una de esas ciudades que te sorprenden sin previo aviso. Puede que llegues con la idea de un casco antiguo medieval y poco más, pero en cuanto pones un pie en sus calles empedradas, te das cuenta de que la capital de Estonia es mucho más: historia viva, cultura moderna, rincones que parecen sacados de un cuento y una energía especial que te atrapa aunque solo tengas dos días para explorarlo. Si buscas qué ver en Tallin en 48 horas y quieres exprimir la ciudad sin agobios, aquí va una ruta realista, con paradas auténticas y consejos de viajero a viajero, para que no pierdas ni un minuto.
Casco antiguo de Tallin: el imprescindible para empezar
El corazón de Tallin es su Vanalinn, el casco histórico amurallado. En serio, aquí es donde todo empieza y donde vas a querer perderte. Lo primero: la Plaza del Ayuntamiento (Raekoja Plats). Es el centro neurálgico, rodeado de casas de colores, terrazas y el imponente ayuntamiento gótico. Si pillas mercado medieval o algún evento, te parecerá viajar en el tiempo.
Desde aquí, pasea sin mapa por las callejuelas como Pikk y Vene, salpicadas de tiendas de artesanía, cafeterías con encanto y galerías. No te pierdas la farmacia Raeapteek, la más antigua de Europa en funcionamiento, ni la iglesia de San Olaf, que durante siglos fue el edificio más alto del mundo. Sube a su torre si te atreves con las escaleras: las vistas de Tallin merecen el esfuerzo.
Toompea: el mejor mirador de Tallin y algo más
Sube a la colina de Toompea, que parece sacada de un cuento nórdico. Aquí tienes el castillo de Toompea, hoy sede del Parlamento estonio. La torre Pikk Hermann ondea la bandera azul, negra y blanca, y es uno de los símbolos del país.
Pero lo que no puedes perderte son los miradores: Kohtuotsa y Patkuli. Desde aquí tienes la postal clásica de los tejados rojos y las torres de la ciudad vieja, con el mar Báltico al fondo. Si te gusta la fotografía, ven a primera hora o al atardecer, cuando la luz es mágica y hay menos gente.
En la colina también está la catedral ortodoxa de Alexander Nevsky, con sus cúpulas de cebolla y mosaicos brillantes. Por dentro es impresionante y la entrada es gratuita.
De Kalamaja al Telliskivi Creative City: el Tallin moderno
Si te apetece ver el lado alternativo de Tallin, cruza la vía del tren y adéntrate en Kalamaja, el barrio hipster por excelencia. Aquí las casas de madera de colores conviven con cafeterías modernas, galerías y tiendas vintage. Es perfecto para pasear sin prisas.
No te vayas sin visitar Telliskivi Creative City, una antigua zona industrial convertida en epicentro cultural. Hay murales de street art, mercados, restaurantes y tiendas de diseño local. Si quieres comer algo diferente y a buen precio, prueba los puestos del Balti Jaama Turg, el mercado gastronómico de la estación de tren.
Qué ver en Tallin en dos días: ruta optimizada
Si solo tienes 48 horas, te recomiendo dividir la visita así:
Día 1: Centro histórico y Toompea
- Empieza en la Plaza del Ayuntamiento y explora las calles principales (Pikk, Lai, Vene).
- Visita la farmacia medieval y la iglesia de San Olaf (sube a la torre si el tiempo acompaña).
- Sube a Toompea, visita la catedral ortodoxa y los miradores.
- Cena en un restaurante tradicional como Rataskaevu 16 o III Draakon para probar platos típicos estonios.
Día 2: Kalamaja y el puerto
- Pasea por Kalamaja, disfruta del ambiente y haz una parada en alguna de sus cafeterías (recomiendo F-Hoone o Røst).
- Explora Telliskivi Creative City y el mercado Balti Jaama Turg.
- Si te queda tiempo, acércate al puerto y visita el museo marítimo Seaplane Harbour, un hangar de hidroaviones reconvertido con submarinos y barcos históricos.
- Termina el día viendo el atardecer desde el paseo marítimo de Noblessner, con una cerveza local en mano.
Consejos prácticos para moverse por Tallin
Tallin es una ciudad compacta y muy fácil de recorrer a pie. El transporte público funciona bien (tranvía y autobús), pero para una escapada de dos días apenas lo necesitarás salvo que quieras ir a zonas más alejadas como Kadriorg.
Si llegas en ferry desde Helsinki o Estocolmo, el puerto está a solo 15 minutos andando del centro. Desde el aeropuerto, el tranvía 4 te deja en el centro en 15 minutos.
La Tallinn Card puede ser útil si piensas entrar en varios museos, ya que incluye transporte y acceso a muchas atracciones.
Dónde comer en Tallin sin caer en trampas para turistas
La gastronomía estonia es una mezcla de sabores nórdicos, rusos y centroeuropeos. Para comer bien y sin sustos en la cuenta, apunta estos sitios:
- Rataskaevu 16: cocina local en un ambiente acogedor, imprescindible reservar.
- III Draakon: taberna medieval con sopas y empanadas, ideal para una comida rápida y diferente.
- F-Hoone: en Telliskivi, platos modernos y brunchs geniales.
- Balti Jaama Turg: perfecto para probar street food de todo el Báltico.
No te vayas sin probar el kama (postre típico), el pan de centeno y, si eres cervecero, alguna birra local como Saku o Põhjala.
Preguntas frecuentes sobre visitar Tallin en 48 horas
¿Es seguro viajar solo a Tallin?
Totalmente. Es una ciudad tranquila, con ambiente joven y seguro incluso de noche. Como en cualquier capital europea, ojo con los carteristas en zonas turísticas.
¿Se puede pagar con tarjeta en todas partes?
Sí. Tallin es muy digital. Incluso en los mercadillos y cafeterías pequeñas aceptan tarjeta o pago móvil. Llevar algo de efectivo es útil, pero no imprescindible.
¿Cuándo es la mejor época para visitar Tallin?
Primavera y verano son ideales por el clima y la luz, pero en invierno la ciudad nevada tiene mucho encanto (y menos turistas). Si puedes, evita los meses más fríos de enero y febrero salvo que busques experiencia nórdica total.
¿Hace falta saber estonio o ruso?
No. El inglés es suficiente y la mayoría de la gente joven lo habla perfectamente. Los carteles turísticos están en varios idiomas.
Un último consejo para tu escapada a Tallin
No te obsesiones con ver todo. Tallin es para pasear, descubrir rincones y dejarte llevar. Si puedes, sal del circuito turístico y habla con los locales, prueba cosas nuevas y disfruta del ambiente único que tiene esta ciudad báltica. En 48 horas te dará tiempo a enamorarte y, seguro, a querer volver.