Tokio es un universo aparte, una ciudad que te atrapa desde el primer minuto con su mezcla de tradición, locura pop y rincones que parecen de otro planeta. Si tienes una semana para descubrir la capital japonesa, prepárate para una ruta intensa pero inolvidable, saltando de templos milenarios a neones imposibles, callejuelas llenas de historia y cafeterías temáticas que solo pueden existir aquí. Olvídate de los tópicos: Tokio es mucho más que sushi y rascacielos. Aquí va mi guía realista y sin florituras para exprimir Tokio en 7 días, barrio a barrio, con consejos de verdad y paradas que merecen la pena.
Itinerario de 7 días por Tokio: cómo organizar tu viaje sin morir en el intento
Lo primero: Tokio es enorme. Divide la ciudad por zonas para no perderte en el metro y acabar agotado. Mi consejo es dedicar cada día a uno o dos barrios principales, combinando lo clásico con lo moderno. Así aprovechas el tiempo y te empapas de cada ambiente sin prisas ni carreras absurdas. Aquí tienes una ruta lógica y fácil de seguir:
- Día 1: Asakusa y Ueno
- Día 2: Akihabara y Yanaka
- Día 3: Shibuya y Harajuku
- Día 4: Shinjuku y Kabukicho
- Día 5: Ginza y Marunouchi
- Día 6: Odaiba y la bahía de Tokio
- Día 7: Excursión a Nikko o Kamakura (si quieres salir de la ciudad)
Si prefieres quedarte en Tokio todos los días, puedes explorar barrios menos turísticos como Shimokitazawa o Koenji, donde la vida local se siente de verdad.
Asakusa y Ueno: templos, mercados y el Tokio más tradicional
Empieza por Asakusa, donde el Templo Senso-ji te da la bienvenida con su puerta Kaminarimon y su farolón rojo gigante. Es el templo budista más antiguo de Tokio y, aunque suele estar petado de gente, madrugar merece la pena para verlo casi vacío. Pasea por la calle Nakamise, llena de puestecillos donde probar ningyo-yaki (pastelitos rellenos) y comprar recuerdos curiosos.
Desde Asakusa puedes ir andando a Ueno, famoso por su parque y su ambiente relajado. El Parque de Ueno es perfecto para pasear, sobre todo si pillas la floración de los cerezos en primavera. Dentro tienes museos como el Museo Nacional de Tokio y el Zoo de Ueno, pero lo mejor es perderse por las callejuelas de Ameya-Yokocho, un mercado callejero donde probar yakitori y marisco fresco a precios razonables.
Akihabara y Yanaka: cultura pop, manga y el Tokio con alma
Akihabara es el paraíso de los geeks, los otakus y los amantes de la electrónica. Aquí tienes tiendas de manga, anime, videojuegos y cacharros de todo tipo. No te pierdas Mandarake (el templo del coleccionismo friki) y los maid cafés, aunque aviso: son una experiencia surrealista que hay que vivir al menos una vez.
Si buscas algo más auténtico, cruza a Yanaka, uno de los barrios más antiguos de Tokio. Aquí el tiempo va más despacio: calles estrechas, templos escondidos y tiendas tradicionales. Yanaka Ginza es la arteria principal, llena de puestecillos de croquetas y gatos callejeros. Ideal para ver el Tokio de antes y descansar del bullicio.
Shibuya y Harajuku: moda, neones y juventud
Shibuya es famoso por su cruce, posiblemente el más transitado del mundo. Sube al Starbucks de la esquina para tener una vista brutal del caos organizado. Por la zona tienes el Hachiko, la estatua del perro más famoso de Japón, y cientos de tiendas de ropa, desde lo más mainstream hasta boutiques de diseñadores japoneses.
Harajuku está a un paso y es el epicentro de la moda juvenil y la cultura kawaii. Takeshita Street es un desfile de colores, disfraces y dulces imposibles (prueba los crepes y los algodones de azúcar gigantes). Si te apetece algo más zen, el Santuario Meiji está a cinco minutos andando, rodeado de un bosque que parece sacado de otro mundo.
Shinjuku y Kabukicho: vida nocturna, rascacielos y lo más loco de Tokio
Shinjuku es el barrio que nunca duerme. Aquí tienes desde la sede del gobierno metropolitano (con mirador gratis y vistas de vértigo) hasta la zona de rascacielos donde se rodaron escenas de Lost in Translation. Al caer la noche, Kabukicho se transforma en un mar de neones, izakayas (bares japoneses) y locales de karaoke. No te pierdas Omoide Yokocho, un callejón lleno de bares diminutos y humo de yakitori, ni Golden Gai, donde cada bar es un mundo y puedes acabar charlando con locales y viajeros de todo el planeta.
Ginza y Marunouchi: tiendas de lujo, arquitectura y el corazón financiero
Ginza es el barrio chic de Tokio, con tiendas de lujo, galerías de arte y cafeterías con mucho estilo. Aunque no vayas a comprar, merece la pena pasear entre escaparates y ver la arquitectura moderna. Los fines de semana cierran la avenida principal al tráfico y el ambiente es muy especial. Acércate también a Marunouchi, junto a la estación de Tokio, para ver el edificio histórico de ladrillo rojo y los jardines del Palacio Imperial. Si te gustan los rascacielos, sube al mirador del Kitte o del Marunouchi Building.
Odaiba y la bahía de Tokio: futurismo, ocio y vistas alucinantes
Odaiba es una isla artificial llena de centros comerciales, museos y atracciones para todos los gustos. Llega en el tren Yurikamome, que cruza el Rainbow Bridge y te regala unas vistas espectaculares de la bahía. Aquí puedes ver el famoso Gundam gigante, relajarte en el Onsen Oedo Monogatari (baños termales al estilo Edo) o visitar el Museo Miraikan, dedicado a la ciencia y la tecnología. Al atardecer, las vistas del skyline de Tokio desde la orilla son de postal.
Excursión de un día: Nikko o Kamakura para cambiar de aires
Si tienes ganas de salir de Tokio, tanto Nikko como Kamakura son opciones perfectas para una excursión de un día. Nikko está a unas dos horas en tren y es famoso por el santuario Toshogu, rodeado de montañas y naturaleza. Kamakura, más cerca, es conocida por su Gran Buda y sus templos zen junto al mar. Ambas ciudades son un soplo de aire fresco y te muestran el Japón más espiritual y tranquilo.
Consejos prácticos para moverte por Tokio y no perder la paciencia
- Transporte: Hazte con una tarjeta Suica o Pasmo nada más llegar. Te ahorra tiempo y funciona en casi todos los trenes y metros.
- Google Maps: Es tu mejor amigo para moverte. Las estaciones son enormes, así que sigue las salidas numeradas para no acabar en el barrio equivocado.
- Comida: No te obsesiones con los restaurantes famosos. Los izakayas y los locales de ramen de barrio suelen ser más auténticos y baratos.
- Dinero: Lleva algo de efectivo. Aunque Tokio es moderno, muchos sitios pequeños solo aceptan cash.
- Respeto: En templos y santuarios, sigue las normas: no hables alto, no hagas fotos donde no se pueda y purifica tus manos en las fuentes.
Preguntas frecuentes sobre qué ver en Tokio en 7 días
¿Cuántos días son necesarios para ver Tokio?
Con una semana tienes tiempo suficiente para conocer los barrios más emblemáticos, visitar templos, sumergirte en la cultura pop y hacer alguna escapada cercana. Menos días te obligarán a correr, pero si tienes más, puedes explorar zonas menos turísticas y vivir Tokio como un local.
¿Dónde alojarse en Tokio para una primera visita?
Las mejores zonas para alojarse en Tokio son Shinjuku, Shibuya y Asakusa. Son céntricas, bien comunicadas y con mucho ambiente. Si buscas algo más tranquilo, echa un ojo a Ueno o Ikebukuro.
¿Es fácil moverse por Tokio sin saber japonés?
Sí, aunque los carteles pueden intimidar al principio, casi todo está en inglés y la gente es muy amable. Aprenderte un par de palabras básicas (hola, gracias, perdón) siempre suma puntos.
¿Qué no me puedo perder en Tokio?
El Templo Senso-ji en Asakusa, el cruce de Shibuya, el Santuario Meiji, los neones de Shinjuku, un paseo por Yanaka y una tarde en Odaiba. Si te gusta el anime, Akihabara es parada obligatoria.
¿Cuánto cuesta viajar a Tokio una semana?
Depende del tipo de viaje, pero calcula entre 60 y 120 euros al día, contando alojamiento, transporte y comidas. Hay opciones para todos los bolsillos, desde hostales sencillos hasta hoteles cápsula o ryokans tradicionales.
Tokio engancha, sorprende y te deja con ganas de volver. Si sigues este itinerario, tendrás una visión real y completa de la ciudad, sin perderte lo esencial ni caer en trampas para turistas. Prepara la cámara, el estómago y las zapatillas, porque Tokio en 7 días es una aventura que no se olvida. Nos vemos en el próximo viaje.