Ruta cultural por Girona: callos, catedral y barrio judío

Girona es de esos destinos que sorprenden sin hacer ruido. Una ciudad que mezcla historia, buena mesa y rincones con carácter, perfecta para una escapada cultural sin postureos ni prisas. Si buscas una ruta auténtica por Girona, con paradas para saborear sus callos, perderte por el barrio judío y quedarte boquiabierto ante la catedral, aquí tienes la guía que me habría gustado encontrar antes de mi viaje. Nada de tópicos ni recorridos de postal: esto va de descubrir Girona a tu ritmo, con los mejores consejos para exprimir cada rincón.

Cómo llegar a Girona y moverse por la ciudad

Llegar a Girona es facilísimo, tanto si vienes en tren como en coche. Desde Madrid, el AVE te deja en la estación en menos de cuatro horas, y desde Barcelona hay trenes cada poco (el regional tarda una hora y el AVE, media). Si te animas a venir en coche, la AP-7 conecta rápido y el aparcamiento en el centro no es imposible, pero ojo: mejor dejar el coche en los parkings de las afueras y caminar, porque lo bueno de Girona se disfruta a pie.

El casco histórico es compacto y se recorre fácil. Lleva calzado cómodo, porque las cuestas y adoquines del Barri Vell no perdonan. Si tienes poco tiempo, céntrate en el corazón antiguo: aquí es donde Girona se luce de verdad.

Callos en Girona: dónde comer como un local

Vale, lo de los callos puede sonar a plato castizo, pero en Girona tienen su propia versión, los “callos a la catalana”, que llevan garbanzos y un punto de picante que te alegra el cuerpo. Si quieres comer bien y sin trampas para turistas, apunta estos sitios:

  • Casa Marieta (Plaça Independència, 5): Un clásico que lleva sirviendo cocina catalana desde 1892. Los callos aquí son de los de mojar pan y pedir más. Mejor reservar, porque siempre está lleno.
  • Can Vidal (Carrer de la Rutlla, 69): Menú del día honesto, callos caseros y trato de los de antes. Perfecto para comer entre locales y sin pagar un dineral.
  • Mercat del Lleó: Si prefieres algo más informal, pásate por el mercado y busca los bares de dentro. Los callos de cuchara aquí son pura tradición y puedes acompañarlos de un vermut.

Además de callos, no te vayas sin probar la botifarra amb mongetes o el xuixo de crema para el postre. Girona sabe a cocina de abuela, y eso se nota en cada bocado.

La catedral de Girona: visita imprescindible y trucos para evitar colas

La catedral de Santa María es el icono de Girona, y no solo por su escalinata de película (sí, aquí se rodó Juego de Tronos). Su nave gótica es la más ancha del mundo, y entrar impresiona hasta a los menos creyentes.

Para visitarla sin agobios:

  • Ve a primera hora (abre a las 10:00) o justo antes de cerrar. Así esquivas grupos y fotos masivas.
  • La entrada incluye el acceso al Tesoro y al claustro románico, que es una joya poco conocida.
  • Si eres fan de las vistas, sube a la torre: verás media Girona y los Pirineos si el día está despejado.

No te pierdas la Tàpies de la Creació, un tapiz del siglo XI que parece sacado de un cuento. Y si te va el rollo cinéfilo, busca las localizaciones de Juego de Tronos en la escalinata y alrededores: es fácil reconocerlas.

Barrio judío de Girona: perderse entre historia y callejones

El Call, como llaman aquí al barrio judío, es uno de los mejor conservados de Europa. Callejuelas estrechas, escaleras imposibles y ese silencio especial que invita a bajar el ritmo. Mi consejo: olvida el mapa y piérdete sin rumbo. Así es como se descubren patios secretos, inscripciones en hebreo y rincones con alma.

No te vayas sin visitar:

  • Museo de Historia de los Judíos (Carrer de la Força, 8): Pequeño pero muy bien montado, te cuenta la vida de la comunidad judía en Girona y tiene piezas únicas.
  • Carrer de la Força: La arteria principal del Call, llena de tiendas de artesanía y alguna que otra librería con encanto.
  • Jardins dels Alemanys: Un remanso de paz con vistas a la muralla. Perfecto para sentarse un rato y dejar que pase el tiempo.

Si te gusta la fotografía, el barrio judío es un filón: luz bonita, paredes de piedra y puertas antiguas. Madruga si quieres fotos sin gente.

¿Qué más ver en Girona en una escapada cultural?

Aunque el trío callos-catedral-Call es imprescindible, Girona tiene más sorpresas para una ruta cultural:

  • Las murallas: Puedes recorrer buena parte de la antigua muralla carolingia. Hay varias entradas, pero la de los Jardins de la Francesa es la más fácil de encontrar. Las vistas de la ciudad y los tejados son brutales.
  • Puente de Hierro (Pont de les Peixateries Velles): Diseñado por Eiffel antes de la torre de París. Un lugar perfecto para la foto y para cruzar al otro lado del río Onyar.
  • Casas del Onyar: Las fachadas de colores reflejadas en el río son la postal de Girona, pero te recomiendo verlas al atardecer desde el Pont de Pedra.
  • Rambla de la Llibertat: El paseo más animado, con terrazas, heladerías y ambiente local. Ideal para un café o una copa de vino después de patear la ciudad.

Consejos prácticos para organizar tu ruta cultural por Girona

  • Mejor época para visitar: Primavera y otoño son ideales. En verano hace calor y hay más turistas, pero Girona nunca llega a estar masificada como otras ciudades.
  • Dónde dormir: El Barri Vell tiene hoteles con encanto y apartamentos bien de precio. Si buscas algo más tranquilo, la zona de Montjuïc es perfecta y estás a un paso del centro.
  • Cuánto tiempo necesitas: Un día bien aprovechado da para lo esencial, pero dos días te permiten saborear la ciudad sin prisas y descubrir rincones menos conocidos.
  • Free tours y rutas guiadas: Hay opciones en español que merecen la pena, sobre todo para conocer la historia del Call y las leyendas de la ciudad.
  • Comer barato: Menús del día y bares de toda la vida abundan en Girona. Busca los que están llenos de gente local y acierta seguro.

Girona es de esas ciudades que se disfrutan sin prisas, con la cámara guardada y el estómago contento. Si te animas a seguir esta ruta cultural, seguro que te llevas mucho más que fotos: te llevas historias y ganas de volver.

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