Ruta por Bali: templos, arrozales y playas

Si estás pensando en una ruta por Bali y buscas una mezcla auténtica de templos, arrozales y playas, aquí va mi guía personal para exprimir la isla sin perderte en el postureo ni caer en las trampas de turista. Bali no es solo para instagramers, ni para yoguis en busca de la iluminación exprés. Es un destino con alma, paisajes que te dejan sin palabras y cultura que se vive en cada esquina. Te cuento cómo organizar tu viaje para disfrutar de la esencia balinesa, con consejos prácticos y lugares que realmente merecen la pena.

Cómo moverse por Bali: consejos para no perder el tiempo

Olvídate del transporte público en Bali si quieres aprovechar los días. Lo más práctico es alquilar una moto (si tienes experiencia y te ves suelto en el caos del tráfico asiático) o contratar un conductor privado para rutas largas. El precio de una moto ronda los 4-6€ al día, y un coche con conductor para todo el día suele costar entre 35 y 50€, dependiendo de la ruta y el regateo. No te fíes de las distancias cortas en el mapa: entre arrozales, templos y playas, el tráfico puede hacer que 20 km se conviertan en una hora larga. Mi consejo: madruga, planifica zonas cercanas para el mismo día y lleva siempre agua y algo de picar.

Templos imprescindibles en una ruta por Bali

Bali está salpicada de templos, pero no hace falta verlos todos para empaparse de su espiritualidad. Si tienes que elegir, apunta estos tres:

  • Templo de Uluwatu: Al sur de la isla, sobre un acantilado de vértigo y con atardeceres de película. Ojo con los monos, que tienen más morro que vergüenza y van a por gafas y móviles.
  • Pura Tirta Empul: Famoso por sus piscinas de purificación. Aquí puedes vivir la ceremonia del baño sagrado como un local, pero respeta las normas y lleva sarong (en la entrada suelen prestarlo).
  • Templo Ulun Danu Bratan: Flotando sobre el lago Bratan, rodeado de montañas y neblina. Es uno de los templos más fotogénicos de Bali y el aire fresco se agradece después del calor de la costa.

Si tienes tiempo, añade el Pura Besakih, el “templo madre” de Bali, en la falda del volcán Agung. Es el más grande y sagrado, pero prepárate para cuestas, escaleras y vendedores insistentes.

Recorrer los arrozales más bonitos de Bali

Ver arrozales en Bali es obligatorio, pero no todos son iguales. Los de Tegallalang, cerca de Ubud, son los más famosos y espectaculares, aunque también los más turísticos. Si buscas menos gente y más autenticidad, vete a Jatiluwih: están declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y el paisaje es brutal, con terrazas infinitas y senderos para perderse durante horas. Lleva calzado cómodo, protector solar y prepárate para sudar un poco. Si te animas, hay rutas en bici eléctrica que te permiten recorrer los arrozales sin acabar molido.

Las mejores playas de Bali: dónde bañarse de verdad

En Bali hay playas para todos los gustos, pero el agua no siempre es tan turquesa como en las fotos retocadas. Si buscas arena clara y olas suaves para nadar, apunta Padang Padang y Jimbaran en el sur. Para surfistas (o para verlos en acción mientras tomas un coco), Uluwatu y Canggu son apuesta segura. Si prefieres ambiente tranquilo y atardeceres de postal, Amed y Lovina al norte ofrecen aguas calmadas y menos bullicio. Ojo con las corrientes: pregunta siempre a los locales antes de lanzarte al agua.

Ruta recomendada por Bali en 7 días

Para una semana, te propongo este itinerario realista y variado:

  • Día 1-2: Ubud – Base perfecta para ver templos, arrozales de Tegallalang y catar la vida local. No te pierdas el Monkey Forest y los mercados.
  • Día 3: Templos y arrozales – Excursión a Tirta Empul, Gunung Kawi y Jatiluwih. Termina en el lago Bratan al atardecer.
  • Día 4: Volcán Batur – Madrugón para subir al volcán y ver el amanecer (hay tours organizados). Después, relájate en las aguas termales.
  • Día 5: Uluwatu y playas del sur – Visita el templo de Uluwatu y disfruta de las playas cercanas. Cena pescado fresco en Jimbaran.
  • Día 6: Canggu o Seminyak – Día de relax, surf o chiringuitos. Ideal para tomarle el pulso al ambiente más moderno de la isla.
  • Día 7: Amed o Lovina – Escapada al norte para bucear, hacer snorkel o simplemente desconectar lejos de las multitudes.

Preguntas frecuentes sobre viajar a Bali

¿Cuál es la mejor época para viajar a Bali?

La temporada seca va de mayo a septiembre, con menos lluvias y temperaturas agradables. Julio y agosto son los meses más concurridos, así que si puedes, elige mayo, junio o septiembre para evitar aglomeraciones y precios altos.

¿Hace falta visado para Bali?

Para españoles, hay visado a la llegada (Visa on Arrival) que cuesta unos 35 dólares y te permite estar 30 días. Lleva el pasaporte con al menos seis meses de validez y el dinero en efectivo.

¿Es seguro conducir moto en Bali?

Solo si tienes experiencia y el carnet internacional. El tráfico es caótico, los adelantamientos son de infarto y los accidentes, frecuentes. Si no lo ves claro, tira de conductor privado o taxis locales (como Bluebird o Grab).

¿Dónde alojarse en Bali para aprovechar la ruta?

Lo mejor es combinar varias zonas: Ubud para la parte cultural y de arrozales, el sur (Uluwatu, Seminyak o Canggu) para playas y ambiente, y alguna noche en el norte si buscas tranquilidad. Hay opciones para todos los bolsillos, desde hostels con encanto hasta villas privadas.

Consejos prácticos para disfrutar Bali sin agobios

  • Lleva siempre repelente de mosquitos y protector solar.
  • Respeta las costumbres locales: cubre hombros y piernas en templos y no toques nunca la cabeza a los niños.
  • Regatea en mercados, pero con buen rollo. Los balineses son amables y agradecen la sonrisa.
  • Evita el agua del grifo y pide siempre hielo de agua embotellada.
  • No te obsesiones con verlo todo: deja espacio para perderte, improvisar y disfrutar del ritmo tranquilo de la isla.

Bali es mucho más que una postal bonita. Si te dejas llevar y vas con la mente abierta, volverás con historias que no salen en las guías y ganas de repetir. Si tienes dudas o buscas una ruta más personalizada, escríbeme y te echo un cable. ¡Selamat jalan, viajero!

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