Qué ver en las Merindades de Burgos en 2 días

Si buscas una escapada diferente, de esas que te reconcilian con el norte y te llenan la mochila de paisajes y pueblos auténticos, las Merindades de Burgos son tu sitio. Aquí no hay masificaciones, pero sí cascadas de postal, desfiladeros que cortan la respiración y una colección de pueblos que parecen sacados de una novela medieval. En dos días puedes exprimir lo mejor de la zona y volver con la sensación de haber descubierto un rincón que aún no ha caído en el radar de todos. Te cuento mi ruta real, sin rodeos ni postureos, para que aproveches el tiempo al máximo.

Ruta recomendada para ver las Merindades en 2 días

La clave para disfrutar las Merindades en un fin de semana es organizar bien el mapa y no querer verlo todo. Yo te propongo empezar por el sur, subir hacia el norte y terminar en el oeste, combinando naturaleza, pueblos y buena gastronomía. Así aprovechas el día sin pasar más tiempo en el coche que en el campo.

Día 1: Sur y centro de las Merindades

  • Puentedey: Arranca en este pueblo, que parece un decorado. El río Nela atraviesa una cueva natural bajo las casas, formando un puente de roca único en España. Da una vuelta por el pueblo, sube al mirador y tómate un café con vistas. Es pequeño, pero tiene magia y fue elegido “Pueblo más bonito de España” en 2022.
  • Ojo Guareña: A 20 minutos de Puentedey tienes el complejo kárstico más grande de la península. No hace falta entrar a las cuevas (aunque la visita guiada merece la pena si tienes tiempo), pero sí subir al Santuario de San Bernabé, excavado en la roca. El entorno es brutal, con rutas para estirar las piernas y vistas de las montañas.
  • Espinosa de los Monteros: Perfecto para comer y pasear sin prisa. Este pueblo tiene casonas blasonadas, plazas tranquilas y aire de montaña. Prueba el queso local o una olla podrida si eres de cuchara. Desde aquí, si te animas, puedes acercarte al nacimiento del río Trueba o hacer una ruta corta por los alrededores.
  • Cascada de Las Pisas: Por la tarde, toca naturaleza. La ruta a la cascada de Las Pisas sale de Villabáscones de Valdebezana y es fácil, apta para todos. Mejor en primavera u otoño, cuando lleva agua, pero siempre impresiona el salto rodeado de hayedos. Lleva calzado cómodo porque el sendero puede estar resbaladizo.

Día 2: Norte y oeste, entre cañones y pueblos con historia

  • Orbaneja del Castillo: Madruga y ve directo a este pueblo colgado sobre el cañón del Ebro. Las casas parecen pegadas a la roca y la cascada que cruza el pueblo es de las fotos más buscadas de Burgos. Sube hasta la Cueva del Agua y piérdete por las callejuelas. Si quieres vistas top, cruza el puente y sube al mirador sobre el cañón.
  • Cañón del Ebro: Desde Orbaneja puedes hacer una ruta circular sencilla (unos 8 km) por el cañón. El paisaje es espectacular, con buitres leonados sobrevolando y el río encajonado abajo. Si no te apetece caminar tanto, acércate en coche hasta Pesquera de Ebro y disfruta de las vistas desde el mirador de Valdelateja.
  • Frías: Termina el día en Frías, uno de los pueblos medievales más bonitos de España. Su castillo domina todo el valle y las casas colgadas sobre el risco son una pasada. Cruza el puente romano, sube al castillo y piérdete por las calles empedradas. Si te queda tiempo, acércate a Tobera, a 3 minutos, para ver sus cascadas y el puente románico.

¿Dónde dormir en las Merindades?

La oferta de alojamientos rurales es amplia y auténtica. Si buscas tranquilidad, lo mejor es dormir en casas rurales de pueblos pequeños como Quintanilla del Rebollar, Villarcayo o cerca de Espinosa de los Monteros. Si prefieres más ambiente, Frías y Medina de Pomar tienen hoteles y más opciones para cenar. Reserva con antelación, sobre todo en primavera y otoño, que es cuando la zona está en su mejor momento.

Consejos prácticos para tu escapada a las Merindades

  • Coche imprescindible: El transporte público es escaso y las distancias engañan. Lleva el depósito lleno y prepárate para carreteras secundarias, pero sin miedo: el paisaje lo compensa.
  • Calzado cómodo: Hay muchas rutas cortas y senderos para ver cascadas y miradores. Unas botas ligeras o deportivas resistentes te salvarán de resbalones.
  • Clima cambiante: Aunque sea verano, lleva algo de abrigo y chubasquero. El tiempo en el norte puede cambiar en media hora, y las mañanas son frescas incluso en agosto.
  • Gastronomía local: No te vayas sin probar la morcilla de Burgos, el queso de Espinosa y las carnes de la zona. En muchos pueblos hay pequeños restaurantes de menú casero, ideales para reponer fuerzas.
  • Evita los fines de semana de puente: Aunque las Merindades no están masificadas, en festivos clave los pueblos más famosos pueden llenarse. Si puedes, elige un finde normal para disfrutarlo a tu aire.

Preguntas frecuentes sobre las Merindades de Burgos

¿Cuál es la mejor época para visitar las Merindades?

La primavera y el otoño son ideales: las cascadas llevan agua, los bosques están de colores y hay menos gente. En verano hace buen tiempo, pero puede haber más visitantes en los pueblos más famosos. En invierno, algunas rutas pueden estar embarradas o con nieve, pero el ambiente rural es muy auténtico.

¿Cuánto se tarda en llegar desde Madrid o Bilbao?

Desde Madrid tienes unas 3 horas y media en coche, dependiendo del punto de entrada (por la A-1 y luego desviando hacia Villarcayo o Espinosa). Desde Bilbao, apenas hora y media. Es una escapada perfecta para un fin de semana largo.

¿Se pueden hacer rutas de senderismo sencillas?

Sí, muchas de las cascadas y miradores se alcanzan con paseos de menos de una hora. La ruta de la Cascada de Las Pisas, el sendero por el Cañón del Ebro o el acceso al Santuario de Ojo Guareña son aptos para todos los públicos. Si buscas rutas más largas, tienes opciones como el GR-85.

Mi consejo final para exprimir las Merindades en dos días

No intentes verlo todo ni te obsesiones con las fotos de Instagram. Las Merindades son para disfrutarlas sin prisas, con los cinco sentidos. Llévate ropa cómoda, hambre de pueblo y ganas de descubrir rincones que aún conservan el sabor auténtico del norte. Si te dejas llevar, seguro que repites. Y si tienes un día extra, piérdete por los valles menos conocidos: cada curva es una sorpresa. ¡Buen viaje!

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