Viaje a Edimburgo en 4 días: castillo, pubs y callejones

Si tienes ganas de una escapada diferente y Edimburgo te ronda la cabeza, no lo dudes: esta ciudad escocesa es perfecta para exprimirla en cuatro días, combinando historia, paisajes de película, pubs con personalidad y ese aire misterioso que la hace única. Aquí te cuento cómo organizar un viaje a Edimburgo en 4 días, sin perder tiempo en cosas que no merecen la pena y con rutas que de verdad te dejan con ganas de volver.

Itinerario realista para 4 días en Edimburgo: qué ver y cómo moverte

Edimburgo es una ciudad compacta, fácil de recorrer a pie y con un transporte público que funciona bien. Mi consejo: hazte con una tarjeta de bus para trayectos largos, pero prepárate para caminar, porque el encanto está en perderse por sus callejones (los famosos «closes») y plazas adoquinadas.

Este itinerario está pensado para que aproveches cada día sin ir a la carrera:

  • Día 1: Empieza por la Royal Mile, la arteria principal del casco antiguo. Sube hasta el Castillo de Edimburgo a primera hora, cuando hay menos gente. Después, explora los closes y visita la Catedral de St Giles. Por la tarde, recorre Victoria Street (la calle más fotogénica) y termina tomando una pinta en Grassmarket.
  • Día 2: Dedica la mañana a la Ciudad Nueva (New Town) y sus elegantes calles georgianas. No te pierdas Princes Street Gardens y sube al Calton Hill para ver el atardecer. Si te va la literatura, acércate al Writers’ Museum. Por la noche, cena en algún pub tradicional.
  • Día 3: Reserva este día para una excursión. Mi favorita: subir al Arthur’s Seat, el antiguo volcán que domina la ciudad. Son unas dos horas de caminata fácil y las vistas merecen cada paso. Si prefieres algo menos exigente, visita el Palacio de Holyroodhouse y pasea por los jardines de Holyrood Park.
  • Día 4: Aprovecha para descubrir museos gratuitos como la National Gallery of Scotland o el National Museum of Scotland. Si te queda tiempo, curiosea tiendas vintage en Leith Walk o acércate al puerto de Leith para comer buen marisco.

Castillo de Edimburgo: consejos para disfrutar la visita (y no hacer cola)

El Castillo de Edimburgo es el icono de la ciudad y suele haber colas largas, sobre todo en verano. Compra la entrada online con antelación y elige la primera franja horaria. Así te ahorras esperas y puedes explorar a tu ritmo. Dentro, no te pierdas las Joyas de la Corona y la Piedra del Destino, y asómate a las murallas para ver la ciudad desde arriba. Si quieres empaparte de historia, únete a una de las visitas guiadas gratuitas incluidas en la entrada.

Dato útil: el castillo está en lo alto de una colina. Lleva calzado cómodo y prepárate para cuestas empinadas. Si viajas con niños, hay zonas interactivas y cañones que les flipan.

Los mejores pubs de Edimburgo: vida nocturna con sabor local

En Edimburgo los pubs son mucho más que bares: son el alma del barrio y el mejor sitio para conocer a los locales. Olvídate de las cadenas y busca sitios con historia. Apunta estos tres:

  • The Bow Bar (West Bow): Pequeño, con una carta de whiskies de vértigo y cervezas artesanas. Ambiente auténtico, sin postureo.
  • Sandy Bell’s (Forrest Road): Si te gusta la música folk en directo, este es tu sitio. Suele haber conciertos improvisados y el trato es de diez.
  • The Sheep Heid Inn (Duddingston): El pub más antiguo de Escocia, en un barrio tranquilo a las afueras. Ideal para cenar tras subir al Arthur’s Seat.

En la zona de Grassmarket y Cowgate también hay ambiente, pero si buscas menos turistas, prueba Leith o Stockbridge. No dejes de probar una pinta de real ale y, si te atreves, un haggis tradicional.

Rutas por los callejones de Edimburgo: descubre los closes con más historia

La magia de Edimburgo está en sus closes: callejones estrechos que conectan la Royal Mile con patios secretos y rincones llenos de historias. Mis favoritos:

  • Mary King’s Close: Puedes hacer una visita guiada por este laberinto subterráneo, donde te cuentan leyendas de fantasmas y la vida en el Edimburgo medieval.
  • Advocate’s Close: Desde aquí tienes una de las mejores vistas del Scott Monument enmarcado entre edificios antiguos.
  • White Horse Close: Más tranquilo y con casas del siglo XVII, perfecto para fotos sin gente.

Mi consejo: piérdete sin mapa. Algunos closes esconden cafeterías, galerías de arte y hasta pequeños jardines. Si te va el rollo misterioso, apúntate a un tour nocturno de fantasmas; los guías son actores y la experiencia es divertida y nada cutre.

Preguntas frecuentes sobre viajar a Edimburgo en 4 días

¿Cuál es la mejor época para visitar Edimburgo?

La primavera y el otoño son ideales: menos turistas, temperaturas suaves y precios más bajos. En agosto hay mucho ambiente por el Festival Fringe, pero la ciudad se llena y los alojamientos suben de precio. Si no te importa el frío, diciembre tiene mercadillos navideños muy chulos.

¿Dónde alojarse en Edimburgo para aprovechar el tiempo?

Lo más práctico es dormir cerca de la Royal Mile o en la New Town. Así tendrás todo a mano y podrás ir andando a casi todos los sitios. Si buscas algo más tranquilo y auténtico, Stockbridge es un barrio con encanto y buenos bares.

¿Hace falta alquilar coche para moverse?

En la ciudad, no. El transporte público te lleva a todos los puntos clave y el centro es peatonal. Si quieres hacer una excursión a las Highlands o al Lago Ness, puedes alquilar coche un día o apuntarte a un tour organizado.

¿Qué comer típico en Edimburgo?

Además del haggis (mejor de lo que parece), prueba el fish and chips, el cullen skink (sopa de pescado) y los shortbread (galletas de mantequilla). Para desayunar, un full Scottish breakfast te deja listo para caminar todo el día.

Consejos prácticos para tu viaje a Edimburgo

  • Moneda: Libra esterlina. Lleva algo de efectivo, pero casi todo se paga con tarjeta.
  • Enchufes: Tipo británico (tres clavijas). No olvides el adaptador.
  • Clima: Cambia cada dos horas. Lleva siempre chubasquero y ropa por capas.
  • Idioma: El inglés escocés es peculiar, pero la gente es amable y se esfuerza en hacerse entender.
  • Seguridad: Ciudad tranquila, pero ojo con los carteristas en zonas turísticas.

Y sobre todo, déjate llevar. Edimburgo es de esas ciudades que se disfrutan más cuando no tienes todo planeado al milímetro. Si te dejas sorprender, seguro que la recuerdas mucho tiempo después de volver a casa.

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