Tallin es uno de esos destinos que sorprenden de verdad. Si buscas una escapada diferente, con ese punto de cuento medieval y, a la vez, un ambiente moderno y creativo, la capital de Estonia te va a enganchar. En dos días puedes empaparte de su casco antiguo Patrimonio de la Humanidad, perderte por callejuelas empedradas, asomarte a miradores de postal y descubrir rincones alternativos donde la ciudad late con fuerza. Aquí va mi ruta personal y todos los trucos para aprovechar Tallin en 48 horas, sin perder tiempo ni caer en trampas para turistas.
¿Cómo llegar del aeropuerto al centro de Tallin de forma rápida y barata?
El aeropuerto de Tallin (Lennart Meri) está a solo 4 km del centro, así que plantarte en pleno casco viejo es cuestión de minutos. La mejor opción calidad-precio es el tranvía número 4, que para justo frente a la terminal y te deja en la plaza Viru en unos 15 minutos. El billete cuesta apenas 1,50 € si lo compras en la máquina (o 2 € si lo pagas al conductor, pero mejor lleva monedas). Si prefieres ir en taxi, usa apps como Bolt: el trayecto ronda los 7-10 €, pero ojo con los taxis piratas. Para los más prácticos, también tienes buses nocturnos si llegas tarde.
¿Dónde alojarse en Tallin para exprimir la ciudad en dos días?
Si vas a estar solo dos días en Tallin, lo ideal es dormir cerca del casco antiguo (Vanalinn), pero sin caer en hoteles turísticos sin alma. Busca guesthouses o pequeños hoteles boutique en calles como Pikk, Lai o Müürivahe: estarás a un paso de todo y podrás salir a pasear de noche por la ciudad iluminada. Otra zona con mucho rollo es Kalamaja, el barrio hipster de Tallin, lleno de casas de madera y cafeterías con encanto, perfecto si te gusta el ambiente joven y creativo. Eso sí, reserva con antelación en temporada alta porque la ciudad se llena rápido.
Ruta imprescindible por el casco antiguo: qué ver sí o sí
El corazón medieval de Tallin es pequeño pero está lleno de detalles. Empieza por la plaza del Ayuntamiento (Raekoja plats), el epicentro de la vida local, rodeada de casas de colores y terrazas animadas. Súbete a la torre del Ayuntamiento para tener una de las mejores vistas del casco viejo. Callejea sin rumbo por Pikk y Vene, dos arterias llenas de historia, y no te pierdas la farmacia más antigua de Europa (Raeapteek), que lleva abierta desde 1422.
Uno de los grandes secretos de Tallin son sus miradores. Los mejores están en Toompea, la colina de la ciudad vieja. El mirador de Kohtuotsa es el clásico para ver los tejados rojos y las torres, pero el de Patkuli es menos concurrido y perfecto para fotos al atardecer. Aprovecha para visitar la Catedral de Alexander Nevsky, con sus cúpulas ortodoxas, y el castillo de Toompea, sede del Parlamento estonio.
Si te gustan las historias curiosas, busca la Puerta Viru, antigua entrada a la ciudad, y la calle más estrecha de Tallin, que se llama «Katariina käik»: un pasadizo con talleres de artesanos donde parece que el tiempo se ha detenido.
¿Dónde comer bien y barato en Tallin?
Tallin tiene fama de cara, pero hay opciones para todos los bolsillos si sabes dónde buscar. Para probar comida tradicional estonia sin dejarte el sueldo, pásate por Kompressor: sus pancakes salados son míticos y la cerveza local está tirada de precio. Otro clásico es III Draakon, una taberna medieval en la plaza del Ayuntamiento donde sirven sopa de alce y empanadillas por menos de 5 €. Si prefieres algo más moderno, el Mercado Balti Jaama en Kalamaja es un paraíso de street food con puestos de todo tipo y ambiente local.
No te vayas sin probar el pan negro estonio (leib) y el arenque marinado. Para el café de media tarde, busca cafeterías con encanto como RØST o Maiasmokk, la pastelería más antigua de la ciudad.
Qué hacer en Tallin más allá del casco antiguo: planes alternativos
Si tienes dos días, reserva unas horas para descubrir la cara más moderna de Tallin. Kalamaja es el barrio de moda, lleno de casas de madera de colores, arte urbano y tiendas vintage. El Telliskivi Creative City es una antigua zona industrial convertida en centro cultural, con galerías, bares y mercadillos. Ideal para ver cómo se mezcla la tradición con la creatividad más actual.
Otra visita interesante es el Museo Marítimo de Estonia, en el puerto, donde puedes subirte a un submarino real y ver barcos históricos. Si te va el rollo soviético, el Museo KGB en el Hotel Viru cuenta historias de espías y vigilancia en la época comunista.
Para pasear tranquilo, acércate al parque Kadriorg, con su palacio barroco y jardines perfectos para un picnic si hace buen tiempo. Si te gustan los museos, el Kumu (Museo de Arte de Estonia) merece la pena por su arquitectura y exposiciones.
Consejos prácticos para visitar Tallin en 2 días
Tallin es una ciudad muy caminable: lleva buen calzado porque las calles empedradas pueden cansar. El clima es fresco incluso en verano, así que mete una chaqueta ligera en la mochila. Casi todo el mundo habla inglés y los pagos con tarjeta funcionan hasta en los puestos más pequeños, así que no te preocupes mucho por el efectivo.
Si quieres ahorrar en entradas, mira la Tallinn Card: incluye museos y transporte público, y puede salir a cuenta si vas a visitar varios sitios. Para moverte fuera del centro, el tranvía y el bus funcionan muy bien y son puntuales.
Por último, reserva las cenas con antelación si viajas en fin de semana: muchos restaurantes son pequeños y se llenan rápido, sobre todo en el casco viejo.
Preguntas frecuentes sobre Tallin en dos días
¿Merece la pena visitar Tallin en invierno?
Sí, y mucho. Aunque hace frío, la ciudad cubierta de nieve es mágica y menos masificada. Eso sí, abrígate bien y aprovecha los mercadillos navideños si viajas en diciembre.
¿Se puede visitar Tallin en una escala de crucero?
Perfectamente. El puerto está a unos 20 minutos andando del centro y en unas horas puedes ver lo principal del casco antiguo y comer algo típico.
¿Es seguro viajar solo a Tallin?
Tallin es una de las capitales más seguras de Europa. Solo hay que tener precaución normal en zonas turísticas y con los taxis no oficiales.
¿Qué souvenirs auténticos comprar en Tallin?
Busca artesanía local: lana, ámbar del Báltico, cerámica y chocolates estonios. En Katariina käik y el Mercado Balti Jaama hay opciones originales y a buen precio.
En resumen: Tallin en dos días da para mucho más de lo que imaginas. Es una ciudad que combina historia, cultura y vida moderna sin perder su esencia. Si buscas un destino diferente, con ambiente auténtico y sin agobios, apunta Tallin en tu lista. ¡No te arrepentirás!