Qué ver en Logroño en 2 días: tapas y cultura

Si buscas una escapada auténtica, de esas que mezclan buen comer, historia y paseos sin prisas, Logroño es tu sitio. En dos días puedes saborear lo mejor de la capital riojana: desde sus calles repletas de bares de pinchos hasta rincones llenos de historia y arte. Aquí te cuento cómo exprimir Logroño en 48 horas, con rutas reales y consejos de viajero para no perderte nada y disfrutar como un local.

Ruta imprescindible por el casco antiguo de Logroño

Empieza por el corazón de la ciudad, donde todo tiene alma. El casco viejo de Logroño es compacto y perfecto para recorrer a pie. Callejea sin miedo: la Calle Portales es la arteria principal, flanqueada por soportales y bares con solera. Aquí tienes la Concatedral de Santa María la Redonda, que impresiona por fuera y sorprende por dentro con su aire barroco y un cuadro atribuido a Miguel Ángel (sí, has leído bien). Muy cerca está la Plaza del Mercado, ideal para sentarte en una terraza y ver la vida pasar.

No te pierdas la Calle Ruavieja, una de las más antiguas de Logroño y parte del Camino de Santiago. Pasearla es viajar en el tiempo: casas de piedra, bodegas históricas y hasta una antigua muralla. Si te gusta el vino, haz una parada en la Bodega Franco-Españolas, a cinco minutos andando del centro, para una cata rápida o una visita guiada.

Dónde tapear en Logroño: Calle Laurel y alrededores

La Calle Laurel es famosa por algo: aquí el tapeo es religión. No hay postureo, solo barras llenas, risas y pinchos que quitan el sentido. Si solo tienes dos días, céntrate en lo esencial. Prueba el champiñón a la plancha del Bar Soriano (no falla), la zorropotro (una especie de bocadillo local) en el Bar Ángel, y el cojonudo (huevo de codorniz, chorizo y pan) en La Taberna del Tío Blas. Y ojo, que la Calle San Juan, paralela a Laurel, tiene menos turistas y pinchos igual de buenos. Aquí puedes probar la brocheta de langostino en el Bar Tastavin o el bacalao a la riojana en El Soldado de Tudelilla.

Consejo de oro: pide siempre vino de la casa. En Logroño, hasta el tinto más sencillo es un acierto. Y si te ves con fuerzas, alarga la ruta hasta la Calle San Agustín, donde el ambiente sigue siendo local y los precios, comedidos.

Qué ver en Logroño más allá de las tapas

Logroño es mucho más que Laurel. Si te gusta el arte, pásate por el Museo de La Rioja, en pleno centro, con entrada gratuita y una colección que te cuenta la historia de la región desde la prehistoria hasta el siglo XX. Si viajas con niños (o eres de los que disfrutan como uno), el Paseo del Espolón es el parque más bonito de la ciudad, con fuentes, estatuas y mucho ambiente local.

No dejes de cruzar el Puente de Piedra, símbolo de Logroño y paso obligado de peregrinos. Desde aquí tienes unas vistas geniales del Ebro y el skyline de la ciudad. Si te apetece andar, sigue el paseo ribereño por el Parque del Ebro: naturaleza, tranquilidad y bancos para sentarte a ver el río pasar.

Plan para el segundo día: cultura, mercados y rincones secretos

Empieza la mañana en el Mercado de San Blas (o Mercado de Abastos), donde los logroñeses compran de verdad. Perfecto para desayunar un pincho de tortilla con café entre puestos de frutas, embutidos y productos de la tierra. Si buscas un recuerdo auténtico, aquí lo tienes.

Después, acércate a la Iglesia de San Bartolomé, la más antigua de la ciudad, con una portada gótica que merece foto. Si te interesa la historia, la Iglesia de Santiago el Real también es parada obligada: su fachada renacentista y el ambiente tranquilo te trasladan a otra época.

Para rematar, date una vuelta por el Parque de La Grajera, a las afueras pero accesible en bus o bici (hay alquileres en el centro). Es el pulmón verde de Logroño, con un lago enorme, rutas para caminar o pedalear y hasta ciervos en semi-libertad. Ideal para desconectar antes de volver a la ciudad.

Preguntas frecuentes sobre Logroño en 2 días

¿Dónde aparcar en Logroño si llego en coche?

El centro es peatonal, pero hay parkings públicos cerca, como el de la Plaza de la Paz o el de Gran Vía. Si prefieres ahorrar, busca sitio en las calles cercanas al Parque del Ebro, suelen tener más huecos y es zona azul.

¿Es Logroño seguro para viajar solo o en familia?

Sin duda. Es una ciudad tranquila, muy cómoda para moverse a pie y con ambiente a cualquier hora. Perfecta tanto para parejas como para familias o viajeros en solitario.

¿Cuándo es la mejor época para visitar Logroño?

La primavera y el otoño son ideales: temperaturas suaves y menos gente. Si puedes, viaja en septiembre durante las Fiestas de San Mateo, cuando la ciudad se llena de música, vino y alegría.

¿Qué souvenirs típicos llevarse de Logroño?

Vino de Rioja, claro, pero también embutidos, pimientos y mazapán de Soto. En el Mercado de San Blas o en tiendas del centro encuentras productos locales de calidad.

Consejos prácticos para aprovechar tu escapada a Logroño

Reserva alojamiento en el centro para no perder tiempo en desplazamientos. Los hoteles y hostales de la zona de Portales o Laurel son perfectos para moverte a pie. Lleva calzado cómodo: las calles empedradas tienen su encanto, pero se notan tras horas de paseo. Si eres de los que disfrutan del vino, pregunta por visitas a bodegas cercanas: muchas organizan catas express y no hace falta coche, hay opciones en taxi o incluso andando.

Por último, déjate llevar. Logroño es de esas ciudades que se disfrutan sin prisas, entre pincho y pincho, entre paseo y charla. Aquí nadie te mira raro si te quedas horas en una terraza. Y eso, amigo, es el mejor plan para dos días en Logroño.

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