Itinerario de 2 días en Segovia: acueducto, catedral y cochinillo

Si tienes dos días para escaparte a Segovia, prepárate para exprimir cada minuto entre historia, buena mesa y paseos con encanto. Segovia no es solo el acueducto, aunque impresiona; aquí se mezclan siglos de arquitectura, plazas con sabor y ese cochinillo que merece su fama. Te cuento cómo aprovechar un fin de semana largo, con paradas imprescindibles y algún rincón menos trillado, para que vuelvas con ganas de repetir y sin la sensación de haberte dejado lo mejor en el tintero.

¿Cómo llegar a Segovia y moverse por la ciudad?

El viaje desde Madrid es un paseo: en AVE, menos de 30 minutos desde Chamartín hasta Segovia-Guiomar. Desde la estación puedes pillar el bus urbano 11, que en 15 minutos te deja en el centro histórico. Si prefieres coche, la A-6 y el túnel de Guadarrama te plantan en Segovia en poco más de una hora. Aparcar dentro de las murallas es misión casi imposible (y caro), así que te recomiendo dejar el coche en los aparcamientos disuasorios de las afueras y patear el casco antiguo a tu aire. Segovia se disfruta andando, cada callejuela esconde una historia y las distancias son manejables.

Día 1: Acueducto, judería y tapeo en la Plaza Mayor

Empieza fuerte: el acueducto de Segovia te recibe nada más llegar. Es imposible no quedarse embobado con sus 167 arcos y sus 29 metros de altura. Si quieres la foto clásica, sube las escaleras del Postigo para ver la panorámica. Desde ahí, callejea por la Calle Real (oficialmente, Calle Cervantes y Juan Bravo), la arteria principal llena de tiendas y terrazas.

Haz una parada en la Casa de los Picos, con su fachada de granito en punta, y sigue hasta la Plaza de Medina del Campo, donde asoma la iglesia de San Martín y la estatua de Juan Bravo. No te pierdas la judería: busca la Puerta de San Andrés y piérdete entre callejones como la calle Judería Vieja. Si te mola la historia, entra en el Centro Didáctico de la Judería para entender el pasado sefardí de la ciudad.

Cuando el hambre apriete, la Plaza Mayor es tu sitio. Aquí tienes bares de toda la vida donde pedir una caña y una tapa de chorizo o torreznos. Si te apetece algo más formal, reserva en el Mesón de Cándido o en el Restaurante José María para probar el famoso cochinillo asado. Mejor reservar, sobre todo los fines de semana.

Para terminar el día, date una vuelta al atardecer por el Paseo del Salón de Isabel II y disfruta de las vistas de la ciudad iluminada. Si te queda energía, busca algún bar con ambiente en la calle Infanta Isabel o en la Plaza Mayor.

Día 2: Catedral, Alcázar y miradores secretos

El segundo día arranca en la Catedral de Segovia, la “Dama de las Catedrales”. Sube a la torre si quieres una panorámica de 360º de la ciudad y la sierra. El interior impresiona por sus vidrieras y el retablo mayor, pero lo mejor es el ambiente de la plaza a primera hora, cuando aún no hay grupos de turistas.

Desde la catedral, camina hacia el Alcázar de Segovia, ese castillo de cuento que dicen inspiró a Disney. La visita merece la pena: salas medievales, la armería y sobre todo la Torre de Juan II, con sus 152 escalones y unas vistas brutales sobre el valle del Eresma. No olvides la cámara.

Si te gusta caminar, baja al Barrio de San Marcos y cruza el río para ver el Alcázar desde el mirador de la Pradera de San Marcos. Es la típica foto de postal y suele estar más tranquilo. Aprovecha para visitar la Iglesia de la Vera Cruz, un templo románico de planta dodecagonal construido por los caballeros templarios.

Antes de comer, pásate por el Mirador de la Canaleja, en la parte alta de la ciudad, para ver el acueducto desde otra perspectiva. Si te apetece más tapeo, prueba el Bar El Sitio o el Taberna Rubi cerca de la Plaza Mayor, donde el trato es de los que no se olvidan.

¿Dónde dormir en Segovia sin arruinarte?

El centro histórico tiene opciones para todos los bolsillos. Si buscas algo con encanto y bien de precio, el Hotel Real Segovia o el Hotel Infanta Isabel están a un paso de todo y suelen tener ofertas fuera de temporada alta. Para algo más especial, el Eurostars Convento Capuchinos es un antiguo convento reformado con vistas y mucho silencio. Si prefieres ahorrar, hay hostales como el Hostal Plaza o el Hostal Fornos que cumplen de sobra para una escapada corta.

¿Qué comer en Segovia además de cochinillo?

El cochinillo asado es el rey, pero no te quedes solo en eso. Prueba el cordero lechal (en horno de leña, claro), los judiones de La Granja y las tapas de morcilla o chorizo. De postre, el ponche segoviano, un bizcocho con crema y mazapán, es un clásico. Si eres de desayunar bien, busca una pastelería Limón y Menta y pide su tarta ponche. Y si eres cafetero, Café Jeyma es apuesta segura para arrancar el día.

Consejos prácticos para tu escapada a Segovia

  • Evita las horas punta: Los grupos de excursión suelen llegar a media mañana. Si madrugas, tendrás los monumentos casi para ti solo.
  • Compra entradas online: Para el Alcázar y la Catedral, te ahorras colas y aseguras tu plaza, sobre todo en puentes y festivos.
  • Lleva calzado cómodo: El adoquinado del centro y las cuestas no perdonan. Unas buenas zapatillas te salvan el día.
  • Consulta el tiempo: Segovia puede ser fría incluso en primavera. Mete una chaqueta, aunque el sol engañe.
  • Haz hueco en la maleta: Entre ponches, embutidos y cerámica, es fácil volver con algún capricho típico.

¿Merece la pena visitar Segovia en dos días?

Sin duda. En un fin de semana puedes ver lo esencial, comer de lujo y descubrir rincones que no salen en las guías. Segovia es compacta, fácil de recorrer y perfecta para desconectar sin irte lejos. Si te organizas bien, incluso puedes alargar la escapada a La Granja de San Ildefonso o al Palacio de Riofrío, ambos a un tiro de piedra. Así que ya sabes: prepara la cámara, reserva mesa y lánzate a descubrir Segovia como se merece. Volverás con la sensación de haber viajado mucho más lejos de lo que marca el mapa.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *