Si alguna vez has soñado con ver el Everest de cerca, pero lo de escalar ochomiles no va contigo, el trekking al campamento base del Everest es tu aventura. No hace falta ser un atleta olímpico ni tener experiencia en alta montaña para lanzarse a este viaje, pero sí conviene ir bien preparado y saber a lo que vas. Yo lo hice hace un par de años, y te aseguro que es una de esas rutas que te cambian el chip. Aquí te cuento lo que de verdad necesitas saber para organizar tu ruta al campamento base del Everest en Nepal, con consejos prácticos, etapas reales y trucos para que el viaje sea un recuerdo épico y no un quebradero de cabeza.
¿Cómo llegar al inicio del trekking al campamento base del Everest?
La mayoría de la gente empieza el trekking en Lukla, un pequeño pueblo con un aeropuerto legendario por su pista corta y sus aterrizajes de infarto. Para llegar a Lukla, lo habitual es volar desde Katmandú, aunque en temporada alta a veces los vuelos salen desde Ramechhap (a 4 horas por carretera de la capital). Mi consejo: reserva el vuelo con antelación y ten paciencia, porque el clima manda y los retrasos son frecuentes.
Si quieres una experiencia más auténtica (y tienes días de sobra), puedes empezar el trekking en Jiri o Phaplu, lo que añade varias jornadas a la ruta pero te permite aclimatar mejor y conocer valles menos transitados.
¿Cuántos días necesito para el trekking al campamento base del Everest?
La ruta clásica a pie desde Lukla hasta el campamento base del Everest y vuelta suele llevar entre 12 y 14 días. No intentes apretar más: la aclimatación es clave para evitar el mal de altura. El itinerario típico incluye paradas en Namche Bazaar, Tengboche, Dingboche, Lobuche y Gorak Shep, con días de descanso para que el cuerpo se adapte. Si tienes margen, aprovecha para subir a Kala Patthar, el mejor mirador del Everest al amanecer.
Si vas justo de tiempo, hay opciones de helicóptero para acortar tramos, pero te perderás la esencia del trekking y la aclimatación será peor. Mi consejo: tómate el viaje con calma y disfruta de cada etapa.
¿Qué dificultad tiene el trekking al Everest Base Camp?
La ruta no es técnica, pero sí exigente por la altitud. Caminas entre 2.800 y 5.364 metros, así que el mayor reto es el mal de altura. No hace falta ser un montañero pro, pero sí estar en forma y haber hecho alguna ruta larga antes. Los senderos están bien marcados y hay alojamientos (teahouses) en cada pueblo, así que no necesitas tienda ni material técnico. Eso sí, prepárate para días de 5-7 horas caminando y noches frías a partir de los 4.000 metros.
El truco está en ir despacio, hidratarse mucho y escuchar al cuerpo. Si notas dolor de cabeza, náuseas o mareo, para y descansa. No subestimes la altitud: cada año hay evacuaciones por no aclimatar bien.
¿Dónde dormir y comer durante el trekking?
Olvídate de acampar: la ruta está llena de teahouses o refugios familiares donde puedes dormir y comer caliente cada día. Reservar no suele ser necesario excepto en temporada alta (octubre-noviembre y marzo-abril), pero si viajas solo o en grupo pequeño, siempre encontrarás sitio. Los precios suben con la altitud y la variedad disminuye, pero siempre hay dal bhat (el plato local de arroz, lentejas y verduras), sopas, pasta y huevos.
Consejo de oro: lleva snacks energéticos y alguna barrita, porque a partir de Dingboche los precios se disparan y la oferta baja. El agua embotellada es cara y poco ecológica; usa pastillas potabilizadoras o un filtro y rellena tu botella en las fuentes o refugios.
Permisos necesarios para el trekking al campamento base del Everest
Para hacer el trekking necesitas dos permisos: el Sagarmatha National Park Permit y el Khumbu Pasang Lhamu Rural Municipality Permit. Puedes tramitarlos en Katmandú o en la propia ruta (Monjo y Lukla). No los pierdas, porque te los pedirán varias veces y sin ellos no puedes avanzar. Lleva también varias fotos de carnet y efectivo en rupias nepalíes para pagarlos.
¿Cuándo es la mejor época para hacer el trekking al Everest?
La temporada alta es de octubre a noviembre y de marzo a abril, cuando el clima es más estable y las vistas están aseguradas. Diciembre y enero son más fríos, con menos gente pero riesgo de nieve en los pasos altos. De mayo a septiembre es época de monzón: lluvias, niebla y menos visibilidad. Yo fui en abril y acerté: días soleados, noches frescas y los rododendros en flor. Si puedes elegir, evita el monzón y reserva con tiempo en otoño o primavera.
¿Qué llevar en la mochila para el trekking al campamento base del Everest?
La clave es viajar ligero pero preparado para el frío y la altitud. Haz una lista y revísala bien antes de salir:
- Botas de trekking ya domadas
- Ropa térmica y capas (forro polar, plumas, cortavientos)
- Pantalón de montaña y chubasquero
- Gorro, guantes y buff
- Gafas de sol y crema solar
- Saco de dormir de al menos -10ºC (los teahouses no siempre tienen mantas)
- Botella reutilizable y pastillas potabilizadoras
- Botiquín básico con ibuprofeno, tiritas y medicación para el mal de altura (consulta antes con tu médico)
- Snacks energéticos y frutos secos
- Linterna frontal y power bank (la electricidad escasea a partir de Namche)
- Papel higiénico y gel desinfectante
No hace falta tienda ni hornillo. Si viajas con guía o porteador, acuerda bien el peso máximo de la mochila (lo habitual son 10-12 kg por porteador).
¿Hace falta guía o se puede hacer el trekking por libre?
Desde abril de 2023, Nepal exige ir con guía en la mayoría de rutas de trekking, pero en la región del Everest hay cierta flexibilidad para extranjeros experimentados. Aun así, yo recomiendo ir con guía local: conoces mejor la cultura sherpa, te ayuda con el idioma y, en caso de emergencia, es un seguro de vida. Además, contratas trabajo local y te olvidas de negociar en cada teahouse. Si vas solo, infórmate bien de la normativa actualizada antes de salir.
Consejos para disfrutar (de verdad) el trekking al campamento base del Everest
Olvida el reloj y el wifi: aquí el tiempo va a otro ritmo y la cobertura es mínima. Aprovecha para hablar con los sherpas, probar el té de jengibre y observar cómo cambia el paisaje a cada paso. Lleva algo de dinero suelto para donar en monasterios o comprar algún recuerdo en Namche. Y sobre todo, escucha a tu cuerpo: si necesitas un día extra para aclimatar, tómalo. El Everest no se va a mover.
Y un último consejo: lleva siempre una sonrisa y paciencia. El clima, los vuelos y la altitud pueden cambiar los planes, pero eso es parte de la aventura. Si te dejas llevar, el trekking al campamento base del Everest será uno de esos viajes que recordarás toda la vida. Palabra de Jaime.